¿Por qué puede ser el descubrimiento arqueológico más importante del siglo?
Edo, así se llamaba la capital del reino de Benín, fue la ciudad más extensa y adelantada del mundo -con iluminación pública, recogida de basuras, entre otros servicios públicos, amén de la mayor construcción de adobe que jamás haya existido, y la mayor obra de ingeniería, superando a la gran muralla china- entre los siglos XII y XVI, cuando empezó un cierto declive. Cuando los portugueses la descubrieron en el siglo XV quedaron deslumbrados. La comparaban con Génova, entonces la capital más potente occidental que empalidecía ante Edo. La ciudad era el centro del comercio de marfil con el que, desde China hasta los reinos góticos europeos, se tallaban estatuas y objetos suntuarios. Las caravanas, con el marfil y cerámica, partían de Edo, cruzaban desiertos de manera segura. A cambio el reino de Benín -el más poderoso del mundo- recibía bienes de los que carecía, metales sobre todo.
El gobierno británico sabía cuáles eran las normas de la corte de Benín para iniciar negociaciones. La invitación, que siempre llegaba -Benín no se cerraba en banda-, tenía que proceder de Edo.
Ante cualquier negociación a la vista, había que comunicar el deseo de encuentro y esperar la invitación.
Sabiendo esto, la corte británica mandó una delegación sin previo aviso. Fue arrestada y unos delegados ejecutados.
Se sabía que ocurriría.
Fue la ocasión de enviar entonces el ejército en represalia, y acabar con el reino de Benín, cansado de las crecientes exigencias británicas en caucho y aceite de palma para la maquinaria industrial y la naciente industria automovilística, que requería caucho para los neumáticos .
Un incidente diplomático intencionadamente provocado por el imperio británico llevó al ejército de la reina Victoria a atacar y a arrasar la capital, expoliando ochenta mil obras de arte hoy en los almacenes del museo británico -que luego vendió unas pocas, que se encuentran en diversos museos, una en Barcelona, aunque algunas instituciones están procediendo a la devolución de las obras, no el museo británico- con tanta sala que, aunque la devastación, la más importante de la historia, ocurriera hace tan solo ciento veintiocho años, hasta hoy, desaparecieron tan drásticamente los restos que no se sabía -y aún no se sabe a de cierto, aunque este descubrimiento ayude a clarificar el emplazamiento de ls urbe- donde se ubicaba Edo, pese a haber sido la ciudad más grande, poderosa y técnica y políticamente más avanzada del mundo.





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