jueves, 25 de febrero de 2010
(Hogar con animal de compañía). Cordell Barker: The Cat Came Back (1988)
Corto de animación canadiense seleccionado para los Oscars de 1989
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Stéphane Aubier & Vincent Patar: Le grand sommeil, de la serie televisiva belga Panique au village (2002)
Un indio, un vaquero y un cabello viven en el centro de Francia .
miércoles, 24 de febrero de 2010
Babilonia (un sueño palaciego oriental)
La vida de Apolonio de Tiana es la obra maestra del sofista romano en lengua griega Lucio Flavio Filóstrato (160-249 dC). Próximo a la culta emperatriz Julia Domna, esposa de Septimio Severo, el texto cuenta la vida y las andanzas de Apolonio de Tiana, un matemático, místico y mago pitagórico, que vivió en el siglo I dC, de quien se contaban toda clase de prodigios: viajó a la India, entró en contacto con sabios hindús y trajo a Occidente textos sagrados como los Upanishads (lo cual, al parecer, no es una fantasía), y realizaba milagros.
Se ha especulado que el libro hubiera sido escrito para mostrar que los paganos podían tener figuras excepcionales, capaces de toda clase de actos maravillosos, como Cristo. Sin embargo, ni los mismos cristianos opusieron Apolonio y Cristo. En efecto, considerado un modelo de virtud, Apolonio fue aceptado incluso por los cristianos como una personalidad pagana cercana a las enseñanzas de Cristo. Al parecer, Septimio Severo le tenía la misma devoción que a Cristo y a Orfeo.
Entre las múltiples andanzas atribuidas a Apolonio de Tiana se halla un viaje a Babilonia. La descripción de la mítica ciudad que Filóstrato ofrece revela hasta que punto la cultura mesopotámica (cuando Babilonia, en el siglo III dC, ya no era más que un campo de ruinas desertado, aunque en el siglo I dC, la época de Apolonio, el templo principal seguía abierto) fascinaba a Grecia y a Roma:
"Sobre la estancia de este hombre (Apolonio de Tiana) en Babilonia y de cuanto conviene saber acerca de esta ciudad, he encontrado lo siguiente: Babilonia está fortificada en unos cuatrocientos ochenta estadios, con tamaña extensión de circunferencia. Su muralla es de tres medios pletros (unos cuarenta y cinco metros) de altura y menos de un pletro (menos de treinta metros) de anchura. Se halla cortada en dos mitades de forma similar por el río Eúfrates bajo el que hay un paso secreto que une ocultamente los palacios reales de ambas orillas (...)
Los palacios están techados con bronce y de ellos salen resplandores. Las estancias de las mujeres y las de los hombres, así como los pórticos, están adornados, unos con plata, otros con tejidos de oro, otros con oro puro, como formando dibujos (...)
Dicem que encontraron una estancia para hombres cuyo techo se había construido en cúpula, representando el aspecto de un cielo, y que estaba cubierto de lapislázuli (la piedra más azul y como el cielo para la vista). Las estauas de los dioses en los que creen se levantan en lo alto, y se ven como figuras de oro, destacándose sobre el éter. Allí precisamente es donde el rey administra la justicia. Cuatro grifones de oro cuelgan del techo, como recuerdo de la divinidad del destino Adrastea, para que no se eleve sobre los hombres" (Filóstrato, Vida de Apolonio de Tiana, I, 25. Traducción y notas.: Alberto Bernabé).
(Nota: la descripción del palacio recuerda la de la Domus Aurea de Nerón -el descomunal palacio que este emperador, que se sentía a disgusto en el Palatino, mandó construir, y que fue sepultada, para borrar su recuerdo, al morir el odiado Nerón, de gustos (excesivamente) orientales (para los aún austeros romanos)-, quien gustaba de mostrarse en una sala de planta circular, cuya cúpula decorada como un cielo estrellado nocturno, movida por un ingenio hidráulico, giraba, al igual que la plataforma sobre la que Nerón se dignaba posar a la vista de quienes estaban autorizados a contemplarlo como si de un dios magnificente se tratara.)
Eduardo Corrales (0300 tv): Lina Bo Bardi, el centro cultural y comunitario Sesc Pompéia en Sao Paolo (1978-1990). Filmación: 2009
Lina Bo Bardi / SESC Pompéia from 0300TV on Vimeo.
El Centro Cultural Sesc Pompéia, en Sao Paolo es, no solo la obra maestra de la arquitecta italiana (pero instalada en Brasil) Lina Bo Bardi, sino una de las escasas muestras de centros culturales y cívicos contemporáneos vitales, asumidos, defendidos y preservados por una comunidad, en los que la impronta del arquitecto no ha redundado en el abandono o el descrédito del edificio.
0300TV es una de las mejores y más innovadores productoras de vídeo, creada por jóvenes arquitectos chilenos, dedicada principalmente a documentar edificios modernos y contemporáneos, y a filmar entrevistas a creadores actuales.
Agradezco a Mónica Gili el descubrimiento
martes, 23 de febrero de 2010
Sheila M. Sofian: antología (o la casa y la violencia)
Sheila M. Sofian (profesora en la Universidad del Sur de California) es una de las mejores artistas de la animación contemporánea, cuyo trabajo ha tratado temas como la violencia doméstica, los miedos ante el mundo o la violencia de la justicia que se abate sobre inocentes condenados .
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Por qué el arquitecto es dios
Se ha comentado a menudo la estrecha relación entre el apóstol Tomás, el patrón de los arquitectos (aún hoy en día) -cuya leyenda y su relación con la arquitectura es descrita en las apócrifas Actas de Tomás, un texto gnóstico siriaco, del siglo III dC- y Cristo.
Al igual que éste, Tomás es hijo de un carpintero, es crucificado, y hace milagros. Incluso alcanza un estado que solo puede describirse como una transfiguración.
El que la vida de Cristo fuera el modelo de la vida de Tomás es plenamente lógico. Tomás, tanto en hebreo cuanto en otra lengua semita (el acadio), significaba gemelo. Esta noción pasaría al griego: A Tomás (en la Biblia en hebreo y en latín) se le llama Dídimo (en la Biblia en griego). Y Dídimo, significa, literalmente, gemelo.
Existen numerosos textos apócrifos, de los primeros siglos del Cristianismo, atribuidos a Tomás. Además de las Actas (y de una Apocalipsis), el Evangelio de Tomás aporta unos datos curiosos. Un día Cristo preguntó a sus discípulos qué imagen tenían de él, con quién lo comparaban. Pedro lo comparó con un ángel justo; Mateo, con un filósofo sabio. Pero Tomás se negó a divulgar a quién se parecía Cristo; no quiso contestarle. Entonces, Cristo, lejos de enfadarse, reconoció que ya no era el maestro de Tomás -es decir, que Tomás ya no era un discípulo suyo, alguien inferior a él- sino que había alcanzado la sabiduría divina. Le pidió entonces que ambos se apartaran por un momento, del grupo y le comunico en voz baja tres palabras. A la vuelta, Pedro y Mateo preguntaron a Tomás qué es lo que Cristo le había contado, mas Tomas les respondió:
"si os explicara una sola de las palabras que me ha dicho, cogeríais piedras y me las tiraríais, y fuego saldría de las piedras que os quemaría".
Al igual que la palabra de Dios, lo que Tomás sabe ya no puede ser contado.
La creciente equiparación entre Tomás y Cristo y, porque no decirlo, la confusión que provocaban (siendo gemelos no se les distinguía) llegó a tal punto que la relación entre ellos se desdibujaría. Tomás ya no era necesariamente una imagen espejada de Cristo. Éste, como destaca Raymond Kuntzmann, se presentó un día como hermano de Tomás, transfiriendo la primacía en el apóstol, convertido en el prototipo del que Cristo se definió a sí mismo como su imagen. La imagen, de Cristo, que era Tomás inicialmente, se alteró tanto, que éste se convirtió en modelo. Y, por tanto, Tomás era (como) el hijo de dios.
Esta "divinización" de Tomás no dejó de tener consecuencias. La arquitectura que construía ya no estaba al alcance de los humanos. El palacio celestial que edificó en los aires deslumbraba. A decir verdad, era invisible desde la tierra. Al contrario que la ciudad de Ur, edificada por Gilgamesh, y que, percibida por todos desde lejos, proclamaba la "inmortalidad" del héroe mesopotámico, el palacio que Tomás edificó no estaba al alcance de cualquiera. Solo podían acercarse al palacio en las alturas los ángeles y las almas tan puras que ascendían hasta las regiones superiores del éter. Palacio que no tocaba la tierra, y, por tanto, no estaba marcado por la mortandad, la corrupción. Era inmortal y ofrecía la inmortalidad a las almas. Los mortales, entonces, no podían ni siquiera concebirlo.
Al igual que en las tradiciones politeistas, la arquitectura es una creación divina y una práctica solo al alcance de seres sobrenaturales. Cristo es arquitecto. Su obra es la iglesia que edifica; también él es su misma obra. Su cuerpo es su edificio. Pero Cristo es arquitecto porque Tomás lo es. Tomás fue adoptado como patrón -como modelo protector- por los constructores porque logró santificó la labor edificatoria. Hasta el mismo dios cristiano se hizo arquitecto a imitación de Tomás.
Santo Tomás que estás en los cielos...
Al igual que éste, Tomás es hijo de un carpintero, es crucificado, y hace milagros. Incluso alcanza un estado que solo puede describirse como una transfiguración.
El que la vida de Cristo fuera el modelo de la vida de Tomás es plenamente lógico. Tomás, tanto en hebreo cuanto en otra lengua semita (el acadio), significaba gemelo. Esta noción pasaría al griego: A Tomás (en la Biblia en hebreo y en latín) se le llama Dídimo (en la Biblia en griego). Y Dídimo, significa, literalmente, gemelo.
Existen numerosos textos apócrifos, de los primeros siglos del Cristianismo, atribuidos a Tomás. Además de las Actas (y de una Apocalipsis), el Evangelio de Tomás aporta unos datos curiosos. Un día Cristo preguntó a sus discípulos qué imagen tenían de él, con quién lo comparaban. Pedro lo comparó con un ángel justo; Mateo, con un filósofo sabio. Pero Tomás se negó a divulgar a quién se parecía Cristo; no quiso contestarle. Entonces, Cristo, lejos de enfadarse, reconoció que ya no era el maestro de Tomás -es decir, que Tomás ya no era un discípulo suyo, alguien inferior a él- sino que había alcanzado la sabiduría divina. Le pidió entonces que ambos se apartaran por un momento, del grupo y le comunico en voz baja tres palabras. A la vuelta, Pedro y Mateo preguntaron a Tomás qué es lo que Cristo le había contado, mas Tomas les respondió:
"si os explicara una sola de las palabras que me ha dicho, cogeríais piedras y me las tiraríais, y fuego saldría de las piedras que os quemaría".
Al igual que la palabra de Dios, lo que Tomás sabe ya no puede ser contado.
La creciente equiparación entre Tomás y Cristo y, porque no decirlo, la confusión que provocaban (siendo gemelos no se les distinguía) llegó a tal punto que la relación entre ellos se desdibujaría. Tomás ya no era necesariamente una imagen espejada de Cristo. Éste, como destaca Raymond Kuntzmann, se presentó un día como hermano de Tomás, transfiriendo la primacía en el apóstol, convertido en el prototipo del que Cristo se definió a sí mismo como su imagen. La imagen, de Cristo, que era Tomás inicialmente, se alteró tanto, que éste se convirtió en modelo. Y, por tanto, Tomás era (como) el hijo de dios.
Esta "divinización" de Tomás no dejó de tener consecuencias. La arquitectura que construía ya no estaba al alcance de los humanos. El palacio celestial que edificó en los aires deslumbraba. A decir verdad, era invisible desde la tierra. Al contrario que la ciudad de Ur, edificada por Gilgamesh, y que, percibida por todos desde lejos, proclamaba la "inmortalidad" del héroe mesopotámico, el palacio que Tomás edificó no estaba al alcance de cualquiera. Solo podían acercarse al palacio en las alturas los ángeles y las almas tan puras que ascendían hasta las regiones superiores del éter. Palacio que no tocaba la tierra, y, por tanto, no estaba marcado por la mortandad, la corrupción. Era inmortal y ofrecía la inmortalidad a las almas. Los mortales, entonces, no podían ni siquiera concebirlo.
Al igual que en las tradiciones politeistas, la arquitectura es una creación divina y una práctica solo al alcance de seres sobrenaturales. Cristo es arquitecto. Su obra es la iglesia que edifica; también él es su misma obra. Su cuerpo es su edificio. Pero Cristo es arquitecto porque Tomás lo es. Tomás fue adoptado como patrón -como modelo protector- por los constructores porque logró santificó la labor edificatoria. Hasta el mismo dios cristiano se hizo arquitecto a imitación de Tomás.
Santo Tomás que estás en los cielos...
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