viernes, 5 de agosto de 2011
Reynold Reynolds (1966): Stadtplan (Berlin Symphony) (2005)
Video instalación sobre la ciudad de Berlín, con dos pantallas y música en directo. Una reciente versión, en Atenas, en 2011.
Sobre este artista, cuya obra trata etemas espaciales y urbanos, desde la vida diaria en el espacio doméstico hasta la vida o la ausencia de vida en la metrópoli, véase su web
jueves, 4 de agosto de 2011
¡Artesanía!
Boles de borde curvado mesopotámicos ("Bevel rimmed bowls"); moldes mesopotámicos
Cuando oigo la palabra artesanía....
Interesante entrevista a Gerard Moliné, diseñador industrial, hoy, en el periódico La Vanguardia. Afirma:"me fui desilusionando del mundo del producto enfocado a la industria. Sentía la necesidad de trabajar con las manos (...) Colaboramos con pastores y artesanos (...) Diseñamos productos para que trabajen los artesanos de la zona y les damos salida".
Sin entrar en el hecho que no sé si diseñar, promocionar y hacer trabajar a los demás es trabajar con las manos, y en que artesanos y pastores no pertenecen necesariamente a un mismo tipo de colectivo, Moliné continua: "creo que la industrialización ha empeorado el mundo".
¿Cuándo empieza la industrialización, o dónde se produce? En sociedades de pastoreo, por lo que se deduce de la entrevista: "cuando el pastor necesitaba un bastón cortaba una rama de boj, la clavaba en el suelo, y esperaba que la rama volviera a crecer, así obtenía la curva del mango."
Pero el artesano necesita un lugar fijo donde trabajar, pese a que Moliné sostiene que "los pastores antes hacían sus mantas, colchones y ropa con la lana de la oveja...". Si bien, la misma frase muestra que el pastor trabajaba para él, para cubrir sus necesidades. No sé si cada uno debería a fabricarse sus útiles, pero el que los tejidos también fueran obra de artesanos (tal como se desprende de la entrevista) implica que los artesanos trabajaban para otras personas. Trabajaban a mano, se puede suponer, obrando pieza a pieza, siendo cada una, única, distinta. Y eso tuvo que ocurrir antes de la industrialización.
¿Es cierto?
"El pastor le pide ayuda al árbol, y esa colaboración es poética y funcional." La imagen es de postal.
¡A qué época pertenece. Si la artesanía fuera solo obra de pastores, nos remontaríamos al neolítico (antes del 4000 aC); si los artesanos también hacen obras ejemplares, estamos antes de la industrialización, el siglo XVIII, efectivamente.
La producción de útiles, empero, al menos en Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, no se hacía a mano, sino con moldes. Se trataba de una producción en serie: desde los ladrillos hasta todos los objetos, útiles y figuras de bronce, desde el ¡pan! (con moldes circulares, en forma de pez, etc. por ejemplo en la ciudad de Mari, a principios del tercer milenio aC) hasta cualquier figura de terracota, desde joyas a armas, desde textos inscritos en tablillas de arcilla hasta marcas, todas esas "cosas" se elaboraban masivamente, con moldes. Ningún objeto se hacía manualmente. Los artesanos no tenían tiempo que perder. Se han conservado a veces moldes y varios ejemplares idénticos.
En la llamada cultura de Uruk (Mesopotamia), en el quinto milenio aC, se han hallado centenares de miles de un tipo de cuenco de arcilla, muy sencillo: no se hizo a partir de churros de barro ni con un torno; el trabajo y el tiempo que se hubiera necesitado era excesivo. Se hicieron con moldes. Nadie sabe para qué servían esos cuencos, ni porqué se produjeron en tales cantidades, pero, desde luego, los "boles de reborde curvo" no eran obras amorosa, poéticamente elaboradas.
En verdad, la artesanía, tal como la concebimos (producto manufacturado, único), en un invento de la industrialización. Lo único que aconteció a partir del siglo XVIII es una mejora en la fuerza necesaria para producir útiles en serie. Mas la noción de producción seriada existía. Y todos los objetos de uso diario eran producidos en cadena. Y gran parte de los suntuarios y de culto.
Un objeto artesano, para nosotros, tiene que presentar leves imperfecciones, que lo convierten en una pieza única. Recordemos que hace años, el fabricante de muñecas "industriales" llamadas Chochonas, patentó un programa que introducía leves variantes en las muñecas. Cada una, así era distinta, como si estuviera personalizada. Se fabricaba industrialmente un producto que quería parecer artesano, esto es,que diera la impresión que estaba hecho a mano, que era, pues, imperfecto (las máquinas, por el contrario, no tienen "alma": lo hacen todo igual, "fríamente"; y, por tanto, los objetos no tienen "valor" y, desde luego, su "precio" es bajo, inferior al que tendrían si el artesano hubiera pasado horas y horas elaborándolo manualmente). Algo impensable antes de la industrialización. Se trabajaba a destajo, cada día, en talleres, buscando realizar objetos idénticos con el menor esfuerzo posible y ahorrando tiempo.
El objeto artesano, "inmemorial", es un invento de hoy en día. Un lujo.
Joshua Frankel (1982): Plan of the City (2011)
PLAN OF THE CITY from Joshua Frankel on Vimeo.
Joshua Frankel es conocido, además de por este multipremiado cortometraje de animación, por haber creado numerosas animaciones para la campaña electoral del presidente Barack Obama
Véase su web.
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martes, 2 de agosto de 2011
Del poblado a la ciudad: ¿progreso?
En los museos de arte y arqueología occidentales ya no caben más piezas: Ya no se encuentran más piezas disponibles: los acuerdos suscritos por la mayoría de los paises desde finales de los años setenta obligan a las misiones arqueológicas a depositar todos sus hallazgos (algunos espléndidos, todavía) en los paises en los que excavan (en museos o depósitos). Las obras que los museos pudieran adquirir proceden de antiguas colecciones, organizadas antes de los años setenta, puestas en venta (subastas o en anticuaros), o de excavaciones ilegales, susceptibles de penalizaciones. O son falsos.
Los estudios sobre las culturas mesopotámicas se han visto afectados por la situación política de los últimos treinta años. Las guerras en Irak (en el que se situan la mayoría de los grandes yacimientos) - guerras entre Irán e Irak, las dos Guerras del Golfo, la invasión de Kuwait, y la actual guerra civil o religiosa más o menos soterrada que ha seguido a la ocupación del pais; la inestabilidad en el Líbano; la dictadura en Irán; las exigencias en cuanto al trabajo de las arqueólogas en Arabia Saudí, y el cada más incierto futuro en Siria, incluso en Jodania e Israel, están llevando a postergar o anular la mayoría de las misiones arqueológicas en el Próximo Oriente (o Asia occidental).
Si no se puede excavar, o si las excavaciones son cada vez más dificultosas -paises aún estables como Siria niegan los visados de entrada a los arqueólogos por temor a lo que pudiera pasar-, el conocimiento de la cultura msopotámica ya no pasa necesariamente por la exploración de yacimientos excavados en una mínima parte desde mediados del siglo XIX (la ciudad de Uruk -la mayor del mundo en los quinto y cuarto milenios aC-, extensísima, solo ha sido despejada en un diez por ciento, y posiblemente no podrá ser nunca estudiada en su totalidad), sino por la revisión de la documentación y de las interpretaciones que se han ofrecido.
Las preguntas han cambiado. Se interroga el pasado de un nuevo modo, o se plantean nuevas preguntas. Afirmaciones incuestionables dejan de serlo. Así, parecía plenamene fundado que la transición del nomadismo al sedentarismo, del poblado a la ciudad, de la recolecta la caza a la agricultura y la domesticación, de la tradición oral a la escrita, del trueque a la economía de mercado -todas ésas revoluciones que se han dado por primera vez en Mesopotamia y que se extendieron al orbe entero-, conllevaba una mejora de la vida, y eran etapas que significaban la entrada de los hombres en la civilización, dejado atrás su condición bárbara. Desde los años ochenta, empero, la lectura de estos fenómenos, interpretados hasta entonces como fenómenos positivos, necesarios, anhelados, como etapas en la evolución del hombre hacia un futuro mejor, ya no está tan clara.
Primeramente, se descubre que estos supuestos avances convivían con otros modelos de relaciones sociales y con el entorno, propias de la "prehistoria"; que las sociedades que los aplicaron no fueron siempre las más afortunadas o desarrolladas. Y se plantea, finalmente, si este modelo evolutivo, que se puede resumir en el paso del poblado a la ciudad, fue inevitable, casi "natural" o "innato", o responde a decisiones estratégicas o culturales, que no tuvieron que darse en todos los territorios -ni, de hecho, se dieron. Es decir, si las "mejores" culturas -culturas en las que "mejor" se vivió- pasaron por las etapas antes descritas.
También se cuestiona la superioridad de la ciudad griega sobre la mesopotámica. Ésta última ha sido juzgada como una creación tiránica, fruto de la voluntad de un soberano todopoderoso que recurría a la religión -la ayuda o inspiración divina- para legitimar sus edictos y su propia posición. Hoy ya no está tan claro que la ciudad "oriental" emanra de un poder dictatorial (religioso y político), en posesión de todas las tierras trabajadas por siervos y esclavos. Es posible que los grupos sociales fueran más libres, libres de asociarse y colaborar juntos, y que la ciudad griega, por el contrario, fuera una institución en la que una gran parte de la población estuviera excluida (mujeres, niños, servidumbre, etc.).
Aunque también pudiera ocurrir que estas interpretaciones tan divergentes, que cuestionan juicos que se daban por sentados, sean también consecuencia de unos tiempos como los actuales en los que todo parece tambalearse.
Nada tiene que darse por sentado. El estudio, por tanto, no concluye. Las preguntas, cambiantes, revelan aspectos insospechados o socavan afirmaciones que ran más creencias que datos objetivos, que dicen más sobre nosotros que sobre las culturas antiguas.
La arqueología es un espejo en el que nos miramos. Revela lo que queremos creer, lo que esperamos -y tememos-, revela, en el fondo, nuestro punto de vista sobre nuestra sociedad.
Véase, por ejemplo:Augusta McMahon: "From Sedentism to States, 10000-3000 BCE", Daniel C. Snell (ed.): A Companion to the Ancient Near East, Blackwell Publishing, Oxford, 2007, ps. 20-33.
Todo el volumen (538 ps.) ofrece una excelente lectura y agudas puntualizaciones
Los estudios sobre las culturas mesopotámicas se han visto afectados por la situación política de los últimos treinta años. Las guerras en Irak (en el que se situan la mayoría de los grandes yacimientos) - guerras entre Irán e Irak, las dos Guerras del Golfo, la invasión de Kuwait, y la actual guerra civil o religiosa más o menos soterrada que ha seguido a la ocupación del pais; la inestabilidad en el Líbano; la dictadura en Irán; las exigencias en cuanto al trabajo de las arqueólogas en Arabia Saudí, y el cada más incierto futuro en Siria, incluso en Jodania e Israel, están llevando a postergar o anular la mayoría de las misiones arqueológicas en el Próximo Oriente (o Asia occidental).
Si no se puede excavar, o si las excavaciones son cada vez más dificultosas -paises aún estables como Siria niegan los visados de entrada a los arqueólogos por temor a lo que pudiera pasar-, el conocimiento de la cultura msopotámica ya no pasa necesariamente por la exploración de yacimientos excavados en una mínima parte desde mediados del siglo XIX (la ciudad de Uruk -la mayor del mundo en los quinto y cuarto milenios aC-, extensísima, solo ha sido despejada en un diez por ciento, y posiblemente no podrá ser nunca estudiada en su totalidad), sino por la revisión de la documentación y de las interpretaciones que se han ofrecido.
Las preguntas han cambiado. Se interroga el pasado de un nuevo modo, o se plantean nuevas preguntas. Afirmaciones incuestionables dejan de serlo. Así, parecía plenamene fundado que la transición del nomadismo al sedentarismo, del poblado a la ciudad, de la recolecta la caza a la agricultura y la domesticación, de la tradición oral a la escrita, del trueque a la economía de mercado -todas ésas revoluciones que se han dado por primera vez en Mesopotamia y que se extendieron al orbe entero-, conllevaba una mejora de la vida, y eran etapas que significaban la entrada de los hombres en la civilización, dejado atrás su condición bárbara. Desde los años ochenta, empero, la lectura de estos fenómenos, interpretados hasta entonces como fenómenos positivos, necesarios, anhelados, como etapas en la evolución del hombre hacia un futuro mejor, ya no está tan clara.
Primeramente, se descubre que estos supuestos avances convivían con otros modelos de relaciones sociales y con el entorno, propias de la "prehistoria"; que las sociedades que los aplicaron no fueron siempre las más afortunadas o desarrolladas. Y se plantea, finalmente, si este modelo evolutivo, que se puede resumir en el paso del poblado a la ciudad, fue inevitable, casi "natural" o "innato", o responde a decisiones estratégicas o culturales, que no tuvieron que darse en todos los territorios -ni, de hecho, se dieron. Es decir, si las "mejores" culturas -culturas en las que "mejor" se vivió- pasaron por las etapas antes descritas.
También se cuestiona la superioridad de la ciudad griega sobre la mesopotámica. Ésta última ha sido juzgada como una creación tiránica, fruto de la voluntad de un soberano todopoderoso que recurría a la religión -la ayuda o inspiración divina- para legitimar sus edictos y su propia posición. Hoy ya no está tan claro que la ciudad "oriental" emanra de un poder dictatorial (religioso y político), en posesión de todas las tierras trabajadas por siervos y esclavos. Es posible que los grupos sociales fueran más libres, libres de asociarse y colaborar juntos, y que la ciudad griega, por el contrario, fuera una institución en la que una gran parte de la población estuviera excluida (mujeres, niños, servidumbre, etc.).
Aunque también pudiera ocurrir que estas interpretaciones tan divergentes, que cuestionan juicos que se daban por sentados, sean también consecuencia de unos tiempos como los actuales en los que todo parece tambalearse.
Nada tiene que darse por sentado. El estudio, por tanto, no concluye. Las preguntas, cambiantes, revelan aspectos insospechados o socavan afirmaciones que ran más creencias que datos objetivos, que dicen más sobre nosotros que sobre las culturas antiguas.
La arqueología es un espejo en el que nos miramos. Revela lo que queremos creer, lo que esperamos -y tememos-, revela, en el fondo, nuestro punto de vista sobre nuestra sociedad.
Véase, por ejemplo:Augusta McMahon: "From Sedentism to States, 10000-3000 BCE", Daniel C. Snell (ed.): A Companion to the Ancient Near East, Blackwell Publishing, Oxford, 2007, ps. 20-33.
Todo el volumen (538 ps.) ofrece una excelente lectura y agudas puntualizaciones
lunes, 1 de agosto de 2011
Standish Lawder & Terry Riley (música): The Corridor (1970) / Standish Lawder: Necrology (1971)
Versión entera en: http://www.ubu.com/film/lawder_corridor.html
Sobre este corto fundamental sobre el espacio interior, e íntimo, véase: http://www.villagevoice.com/2007-12-04/film/visions-of-grandeur/
Necrology, filmado en las escaleras mecánicas del antiguo rascacielos de la Pam Am, en Nueva York, por las que desfilan todos los protagonistas de todas las historias del mundo, es otro de los cortometrajes seminales.
Jasmina Llobet (1978) & Luis Fernández Pons (1979): El sombrero (2007)
El sombrero: intervención en un terreno baldío de Madrid, 2007
Jasmina Llobet (que compartió estudio con David Bestué en Barcelona) y Luis Fernández Pons viven y trabajan en Berlín.
El sombrero es una intervención en un terreno baldío en la periferia de Madrid: un solar que, como tantos otros, pronto sería reducido por la fiebre del ladrillo.
Se trata de un objeto hecho con los mismos bloques industriales con los que se ha enladrillado España. Se asemeja a una choza, pero no tiene entrada. Como bien observan Llobet & Fernández Pons, se trata de un espacio inhabitable: una montaña de ladrillos, parecida a una ruina, la ruina de un espacio que no se ha podido habitar.
Es un sombrero de "vaquero", tirado en un terreno sin propietario, hasta entonces. El sombrero de quien se arroga el derecho de ocupación. La privatización del espacio recuerda al comportamiento en el "Far West", el "Wild West", en el no regía ley algo -salgo el de la ocupación-, y las tierras eran expropiadas sin contemplaciones. Tierra sin ley, sometida a todo tipo de vejaciones. Ayer, en el lejano oeste, sembrando un reguero de muerte, y hoy, aquí.
Escriben: "(la obra) habla de la especulación y del milagro del ladrillo. Al cabo de unos meses se supone que iban a construir un edificio en ese solar, aunque luego vino la crisis y no sabemos si llegaron a empezarlo."
La intervención denota la expropiación forzosa. Pero, también dota, por un tiempo (el tiempo de la instalación), al terreno de sentido. Lo singulariza, dignificándolo.
Sobre estos artistas, véase su web.
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