Cámara de Comercio e Industria, Córdoba (1950-1954). Escultura: Jorge de Oteiza
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Manzana de viviendas para Pedro Guerrero, Córdoba (1956-1958)
Antiguo Colegio Provincial de Sordomudos, Córdoba (1963-1964)
Residencia de las Hijas de María Inmaculada, Córdoba (1958-1961)
Colegio Las Teresianas, Córdoba (1959-1969)
Monasterio de las Salesas, Córdoba (1959-1962. Vidrieras: Miguel del Moral)
Edificio de Sindicatos, Cabra (1960-1964)
Fotos: Tocho, diciembre de 2015- febrero de 2016
Quizá la obra del arquitecto cordobés Rafael de la Hoz, construida entre finales de los años cuarenta y finales de los años sesenta, principalmente, ya no sea tan conocida fuera de su ciudad. Los edificios no están hechos para ser contemplados. Adustos, austeros, ni siquiera poseen siempre fachadas reconocibles. A menudo incluso, los volúmenes se retiran con respecto a la calle. No se alzan en exceso. Se extienden como las nervaduras de una hoja, o las espinas de un pez. La entrada principal es modesta, parece de servicio.
Son edificios que solo pueden ser apreciados desde el interior. Y, sin embargo, no hay casi nada qué ver. Pero uno se siente bien. Quizá sean las proporciones, quizá el juego de la luz, la simplicidad de las formas y los acabados, la manera cómo se articulan los espacios, los responsables de qué los usuarios vivan bien. La directora del colegio de las Teresianas -un colegio sin patio, porque todos los espacios exteriores y semi-cubiertos pueden ser usados como patios- comentaba que nunca se han producido conflictos ni daños; la agresividad perceptible en otras escuelas no se ha manifestado nunca. Incluso las propias aulas pueden utilizarse como espacios de recreo. No todos les edificios han satisfecho las necesidades de los usuarios. El patio o claustro central del monasterio de las Salesas fue cerrado a causa del frío y de la lluvia, en contra de la opinión del arquitecto. El error es patente. ni siquiera la mejora de las condiciones climáticas compensa la pérdida del carácter del espacio, convertido en un lugar anodino, vagamente barato, lo que no hace sino reforzar la bondad del proyecto original. Los edificios tienen ya sesenta años. Saben envejecer. Soportan pequeñas miserias, descuidos, cables mal colocados, desconches.
Son una lección de cómo construir aunque no pretender dar lecciones a nadie sino ofrecer discretos espacios en los que se viva bien, bondad que solo determinadas proporciones, materiales y colores, una determinada actitud ética proporciona.
Edificios institucionales, situados no lejos de obras de Rafael de la Hoz,construidos recientemente por la Junta de Andalucía, ostentosos y gratuitos, dan la medida de lo que se ha perdido.
Agradecimientos a Soledad de los Reyes, Rafael de la Hoz Castanys, Pedro García del Barrio, Carlos Anaya, Fundación de Arquitectura Contemporánea, Reverenda Madre Luisa Angélica Rodríguez, Francisco España, Carmen Gago, Ana Perea, Amparo Velasco Carvajal y a todas las personas que han facilitado la documentación y las visitas.
Fotografías de calidad, de Joan Borrell Mauri, se incluirán en la exposición De obra. Cerámica y arquitectura, Museo del Diseño, Barcelona, septiembre 2016-enero 2017