https://www.museoreinasofia.es/exposiciones/pedro-g-romero
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La colección permanente del Reina Sofía ya no se presenta cronológicamente y por estilos artísticos, sino por temas principalmente políticos y sociales, partiendo del presupuesto que el arte es un registro o un activador de lo que acontece en su entorno.
Esta nueva presentación ha permitido rescatar obras y artistas fascinantes o curiosos, y poner el acento en algunos aspectos de la historia del arte, en este caso, como el papel de determinadas revistas.
Ángeles Santos: autorretrato, 1926
Delhy Tejero: Mis brujas, 1930
Sin embargo, la historia del arte moderno que cuenta no siempre casa con la colección. Necesitada de ilustraciones, se recurren a copias, facsímiles, impresiones modernas y hasta una réplica de una obra, como si se tratara de una fábrica de duplicados. El interés de la exposición decae, pues la experiencia se aproxima a la de la lectura de un libro ilustrado en condiciones deficientes.
No todas las “ilustraciones” son meros duplicados y copias. También se recurren a obras de arte. Pero éstas se reducen a ilustrar tesis. Sin dependientes de ésta. Lejos de generar interpretaciones, validan lecturas que no las necesitan para ser tenidas en cuenta.
Las obras de un mismo artista tejen relaciones entre sí. Se relacionan, responden o se oponen entre sí. También crean ligámenes con obras de otros artistas. Se integran en árboles de familia. A menudo las obras son interpretaciones de otras obras; las obras se inspiran o se niegan, pero suelen tenerse en cuenta, retarse; se admiran, se crecen ante obras o se sienten empequeñecidas. Las grandes familias de obras alimentan éstas -o las rechazan, obligando a existencias calladas.
Todo este tejido se pierde en la nueva presentación. Las obras de un mismo artista aparecen aquí y acullá en función de las necesidades ilustrativas del guión, un guión aplacado sobre las obras forzándolas a de ir cosas que posiblemente no tenían en mente contar, que nunca hubieran pensado ser forzadas a cobrar.
¿Un ejemplo?
Un óleo de Iturrino es una casi demasiada reverencia de la influencia de Matisse, lo que revela el impacto de este artista. Éstas sorprendentes conexiones entre estos dos artistas, que merecerían ser exploradas, se pierden en favor de una historia de la españa negra de la generación del 98, que ilustra la pintura de Iturrino.
La mezcla de cine, pintura, carteles, libros, impresos, puede ser atractiva, esclarecedora, salvo cuando el sonido de la filmación, que se repite a todas horas, obliga a pasar de largo ante pinturas que requerirían silencio para ser apreciadas.
El guión, en suma, trata las obras como comparsas de un guión que avanza y retrocede, y al que la ubicación en las distintas plantas del museo obligando a un circuito laberíntico no ayuda, sin que se desprenda ninguna idea clara sobre lo que se ve y porque se muestra, en una historia fragmentaria de la que el arte queda a menudo excluido , y que bien podría explicarse sin él, ya que la relación entre las obras y el discurso es u obscura o contraproducente ( para el disfrute y comprensión de la tela de araña que las obras crean entre sí, y que ha quedado desarbolada en una presentación incomprensible, innecesaria y muy confusa -pese ( o debido a) la impresionante documentación realizada-, aunque exquisitamente presentada .
La exposición del año sin duda está en este momento en Madrid: la nuestra antológica dedicada al diseñador, escultor, pintor, escritos de cuentos infantiles e inventor italiano Bruno Munari.
Una dosis de optimismo, humanidad, generosidad, inventiva y humor en estos tiempos sombríos que parecen sacar lo peor de nosotros.
Muebles sencillos y económicos, atractivos, agradables, útiles e innovadores, lámparas, anuncios, juegos, cuentos, tipografías, esculturas, pinturas, dibujos, juegos, todo lo que pudiera contribuir a la mejora, a la expansión y comodidad de la vida, con el menor coste posible, siempre sorprendente, descubriendo, como explica la arquitecta Montserrat Domínguez, las múltiples caras de los objetos, desvelando que pueden ser lo que no parecen, y pueden servirnos sin rebajarse ni ser meros utilitarios, fueron las aportaciones de Munari. Una cama es mucho más que un lecho: es un mundo que cada uno puede hacer suyo, permitiéndonos descubrir aspectos de nosotros que desconocíamos, convirtiendo un mueble funcional en un terreno de juego siempre cambiante, por explorar. Un Habitáculo”, que no una casa: un espacio habitable, hecho a medida de nuestros hábitos, un haber nuestro que evoluciona con nosotros, que nos invita y permite evolucionar; una construcción que transita, que se hace y se deshace, se levanta y se desmonta, como nosotros, al ritmo de nuestros sentimientos, sensaciones y humor, un espacio en el que encontrarse a gusto, viviendo sin pensarlo, como si todo estuviera por hacer, y las posibilidades de jugar con el entorno, inagotables.
Una exposición excepcional, muy bien montada, rechazada por instituciones públicas de Barcelona, pero también por el Museo Vitra en Suiza o el Museo del Diseño de Londres, quizá porque la ligereza (que no la liviandad) ya no son de recibo. Hoy imperan los cañonazos. El juego se ha extinguido.
https://www.march.es/es/exposiciones/bruno-munari
Muchacho sentado (1926-1927), del pintor español menos conocido, Manuel Ángeles Ortiz ( sorprendentemente bien representado en la feria de arte ARCO de Madrid este año, cuando era un pintor -irregular- casi olvidado, amigo de Garcia Lorca, Buñuel y Picasso, exiliado tras la guerra civil), no solo es el mejor cuadro en la feria, sino que parece anticiparse bien a la sombría historia española y mundial diez años más tarde, y, ochenta y seis años más tarde….
El Nuevo Testamento es uno de los textos antiguos con más metáforas arquitectónicas. El profeta, hijo del Gran Arquitecto del universo, es a su vez un arquitecto que construye y dirige una comunidad presentada como una iglesia (ecclesia, en griego, significa precisamente asamblea), y cada miembro en un sillar, siendo el profeta la piedra fundacional o la piedra angular que asienta o corona la obra, sólidamente asentada y levantada gracias a los sólidos cimientos y la perfecta grabación de las partes.
"10 Según la gracia que Dios me ha dado, yo puse los cimientos como lo hace un buen arquitecto, y otro edifica encima. Que cada cual se fije bien de qué manera construye. 11 El fundamento ya está puesto y nadie puede poner otro, porque el fundamento es Jesucristo. 12 Sobre él se puede edificar con oro, plata, piedras preciosas, madera, pasto o paja: 13 la obra de cada uno aparecerá tal como es, porque el día del Juicio, que se revelará por medio del fuego, la pondrá de manifiesto; y el fuego probará la calidad de la obra de cada uno. 14 Si la obra construida sobre el fundamento resiste la prueba, el que la hizo recibirá la recompensa; 15 si la obra es consumida, se perderá. Sin embargo, su autor se salvará, como quien se libra del fuego.