martes, 4 de noviembre de 2014

JOEL MEYEROWITZ (1938): HISTORIAS URBANAS (AÑOS 70)






































Algunos historiadores piensan que fue Meyerowitz quién sugirió a Winogrand la fotografía urbana a color a principios de los años setenta, aunque ha sido Winogrand (véase una entrada anterior) quien se ha llevado los laureles.
Sin embargo, exposiciones antológicas, hoy en día, han desvelado la aportación del primero.

Meyerowitz fotografiaba la calle: una calle plena de gente caminando en todas direcciones. La selección de un motivo en medio de la muchedumbre exigía un tiempo de reflexión que no podía permitirse si quería captar el instante. Por lo que Meyerowitz disparaba y luego seleccionaba y cuadraba en el estudio. Aunque no le preocupaba el encuadre perfecto siempre que la imagen transmitiera la vida de la calle.
Y, sin embargo, las fotografías de Meyerowitz parecen contar historias. De hecho, las muy posteriores elaboradas composiciones con actores posando del fotógrafo -o ¿artista?- Jeff Wall, se asemejan mucho a las instantáneas de Meyerowitz. Éste lograba que las personas en espacios urbanos, compusieran una escena, como si quisieran ilustrar sobre un mensaje. No parecen estar en movimiento sino simularlo. La grandeza de Meyerowitz ha sido la de descubrir, bajo el aparente desorden callejero, soterradas relaciones humanas que exponen historias que solo se descubren cuando se sabe leer la realidad.
En casi todos los casos, el azar parece significativo. ¿Por qué los apresurados paseantes caminan en direcciones distintas? ¿Qué significa la nubecilla de vaho o de humo que oculta un rostro?
¿Por qué se saludan dos paseantes en medio de la calle mientras un tercero gira la cabeza y los observa de refilón? ¿Qué le sorprende? ¿Qué ha descubierto? En medio de un cruce de sombras, mientras la luz rasante hunde formas y personas en la oscuridad, una figura, vestido de blanco, a la que las sombras no alcanzan, se asemeja a una aparición, casi irreal, que somete -y ordena- lo que le rodea.
Hallar significados no evidentes en medio de una maraña de formas; tejer historias que solo existen en nuestra cabeza y que, sin embargo, parecen enunciarse en la imagen: ése, quizá ha sido el "arte" de Meyerowitz: dotar a la ciudad de un sentido. Convertirla en un escenario portador de sentido, un sentido que solo se despliega en la calle.

Nota: aunque las fotografías que Meyerowitz tomó de las ruinas humeantes de las Torres Gemelas de Nueva York, y de los primeros trabajos de limpieza de los escombros, pocos días más tardes del atentado del 11 de septiembre de 2001, acrecentaron la fama del fotógrafo, se muestran sólo fotografías tomadas en los años setenta en esta entrada.



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