Una mujer -una sombra, a veces-, vista de espaldas, anda apresurada rozando las fachadas de una calle recta; o sentada, quieta, confundida casi con las construcciones; figuras aisladas, ensimismadas, o que dialogan como si hubieran quedado petrificadas en un relieve griego: las personas, en la obra del fotógrafo franco-vietnamita Bernard Passu, son estatuas que dan sentido al entorno.
Pero Passu las entreve; las fotografías, a menudo, están tomadas desde un vehículo, cuyo interior, borroso, enmarca una escena lejana, que desfila a toda velocidad. Son imágenes, parecidas a los fotogramas de una película, de un viajero que no se detiene. Pasa, en un instante, de la luz deslumbrante a las sombras invasoras.
Las forzadas perspectivas, los puntos de vista abruptos, la desproporción de las personas lejanas en la ciudad, los contrastes lumínicos y el silencio que se intuye -incluso, o sobre todo, cuando las personas parecen dialogar-, recuerdan los cuadros metafísicos de Carrá, si bien, la luz menguante parecía detenida en las pinturas italianas convirtiendo las figuras en maniquíes, mientras que Passu caza al vuelo una sombra evanescente manteniendo su carácter desdibujado, como un vaho.
Tras el Premio PhotoEspaña de 2013, el Hotel de las Artes de Toulon (Francia) evoca, hoy, la "Hora Inmóvil" de Barnard Passu.
Hola. Errata en el nombre. Maravilloso fotógrafo tan ligado a España y, particularmente, a Valencia.
ResponderEliminarBuenos días
Eliminar¡Doble errata! Muchas gracias por avisar
Me excuso
No creo que haya sido culpa del corrector
Un atento saludo