domingo, 18 de enero de 2015

Crítica de arte contemporánea




Leo en un suplemento cultural:

" El trabajo de Juan Luis Moraza (Vitoria, 1960) es a la vez culminación y transgresión de un tipo de escultura que hunde sus raíces en el formalismo moderno, que asignaba al acto creativo la misión de desmontar la realidad y volverla a construir para, mediante su extrañamiento, poner en marcha nuestra consciencia fenoménica que permite descifrarla  encontrar, quizá, un misterio (...)
La república [título de la instalación] de Moraza es un museo irrepresentable, hiperrepresentado, pero sobre todo presentativo, donde el mito es invención y proyección".

Hum... ¿alguien me lo puede traducir?

(En francés, diríamos: et voilà pourquoi votre fille est muette...)

La instalación La república, del artista citado, consiste un grueso marco barroco que ha estallado. Las astillas yacen dispersas por la sala. La imagen, que sin duda enmarcaba -sobre una tela o una tabla- ha desaparecido. O se ha fundido con el espacio; o quizá sea el mismo espacio, la misma estancia que acoge o recoge el marco estallado y astillado.
La obra, pues, ya no está en el espacio, como habitualmente ocurre, sino que éste se encontraría en la obra si éste no hubiera reventado. La imagen era ficción; pero se ha convertido en realidad, en el espacio acogedor; espacio que se recogería en la obra si ésta existiera. Para que el espacio cobre vida, es necesario la destrucción de la obra, de la que solo quedan ruinas. La realidad ha sido "vomitada" por la obra, a costa de la misma.
La relación entre la realidad y la ficción, la nítida barrera entre ellas, como ya ocurriera en los cuentos de Lewis Carroll, se ha diluido. Y, como postulada Oscar Wilde, es la obra la que engendra la realidad, literalmente la que la expulsa.
Sin duda, una obra curiosa, inquietante.
Aunque, desde luego, a años luz del texto crítico. Por suerte para el visitante.

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