martes, 28 de febrero de 2017

JUAN-EDUARDO CIRLOT (1916-1973): LA CIUDAD (A NUMANCIA, 1945)

La ciudad

¡Numancia! Qué pena dan tus cercados,
tus débiles violetas invadidas,
tus sollozantes casas sin ventanas
y aquel color tan triste de la lluvia
sobre tus hombros muertos toma.

He de hablar con dulzura absoluta
de tus pálidas trenzas de barro,
del país traspasado que dominan
tus canciones humildes,
tus violentas canciones.

Y de la oscura paciencia abandonada
con que estabas ahí, sentada en tu colina;
cinco años, diez años, veinte años,
esperando soldados y soldados,
legiones y legiones,
Cónsules y Cónsules crueles,
con águilas rabiosas y tenaces
armas, y suplicios, y murallas.

Quiero hablar de la harina más triste,
de la carne más seca y solitaria,
del invierno más lento, de la noche
atada a un gran dolor más hondamente.

Y gemir por tus ojos profundos,
por tus rosas quemadas, por el suelo,
por tus blancas gavillas de ternura,
por tus muertos sin cuna ni sepulcro,
por la misma grandeza de tu nombre
inextinguiblemente herido.

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