jueves, 9 de febrero de 2017

JUAN MUÑOZ (1953-2001): ARQUITECTURA (EL GRAN TEATRO DEL MUNDO)






















La documentación para una próxima exposición en el IVAM de Valencia, titulada Habitar en el Mediterráneo, para finales de 2018, y un reciente viaje a Irán, han llevado a descubrir que las primeras obras del fallecido escultor español Juan Muñoz consistían en minaretes, uno ubicado incluso sobre una alfombra persa presentada, por el artista, como el mapa de una ciudad observada desde lo alto.
Aunque la obra última de Muñoz -un tanto reiterativa- mostraba figuras dispuestas de tal modo que configuraban plazas -Plaza era el título de algunas obras-, desde sus inicios, cuando el arquitecto Alvar Aalto protagonizó una de sus torres, la obra de Muñoz tuvo una estrecha relación con la arquitectura, no solo a través de formas obvias -torres, balcones, escaleras, pasamanos, entradas o incluso fachadas-  sino porque estas formas se erigían como lugares privilegiados para observar, tal como lo mostraban ocasionales figuras insertadas en las estructuras arquitectónicas, el gran teatro del mundo. La obra, así, se presentaba no solo como un objeto para ser observado, sino que se constituía como un lugar desde donde observarnos. La obra echaba una mirada al mundo todo y exponiéndose a la mirada de aquél. Definía un espacio donde la vida y el arte, lo cotidiano y lo excepcional, lo sagrado y lo profano se encontraban. Desde este excepcional lugar de observación, se descubría las miserias del mundo: figuras, que son títeres, intentando entablar una imposible conversación.

2 comentarios:

  1. "La obra, así, se presentaba no solo como un objeto para ser observado, sino que se constituía como un lugar desde donde observarnos".
    Esto es notable: Habrá que volver a cada museo a prestar atención a las miradas de las obras. En mi caso, volver al Prado, tras cruzar el Atlántico, para intentar mirar el mundo tal como lo hace Velázquez.
    Saludos desde Montevideo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En efecto, si pensamos que las obras nos miran y lo que muestran es lo que ven y no lo que vemos, éstas se vurlven inquietantes, sin duda, pero adquieren un matiz muy distinto y mucho más rico o complejo.
      Muchas gracias por la observación

      Eliminar