Anne-Marie Filaire es una fotógrafa francesa, que expone hoy en el MUCEM de Marsella -museo que le edita una completa publicación-, que, durante los últimos veinte años, ha fotografiado campamentos de refugiados y estructuras de separación -construidas para proporcionar la seguridad de quienes están encerrados o separados, pero que contribuyen a la desagregación social por la violenta partición que ejercen- en el Próximo Oriente.
Las fotografías, en blanco y negro, solo muestran construcciones sin personas. Las vistas consisten en la suma de fotografías -dando como resultado una imagen dentada que se estira desmesuradamente, casi sin principio ni final, como si acogiera todo el muro que representa- , cuyos perfiles irregulares evocan bien la destrucción que esos muros, esos arrasamientos de terrenos, esas torres de vigía, causan en el paisaje desolado, desierto, pero marcado, rayado por los bull-dozers, y en las comunidades. Dominan las líneas horizontales que aún achatan más lo que los muros simbolizan.
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