miércoles, 10 de mayo de 2017

GYULA KOSICE (1924-2016): CIUDAD HIDROESPACIAL (1948-1972)

































Con la aprobación de la NASA, el padre del arte cinético mundial, el checoslovaco (eslovaco), nacionalizado argentino, Gyula Kosice, proyectó, en los años cincuenta, la Ciudad Hidroespacial: un conjunto de grandes asentamientos flotantes, ubicados en el espacio, a unos dos mil metros de altura -una construcción y ubicación posible en apariencia, que hubiera debido solucionar el exceso de población mundial y responder a la vida urbana monótona y unidireccional moderna.

Módulos esféricos y semi-esféricos transparentes, flotarían en grandes semi-esferas, también transparentes, medio llenas de agua. Los módulos interiores bogarían, se moverían como barcos. De este modo, el mundo no sería el mismo a cada momento. El azar, la incertidumbre, la sorpresa prenderían. Nadie vería el entorno en se vería del mismo modo a cada instante. La vida no estaría predeterminada. Nunca se sabría qué podría acontecer. El movimiento de las aguas podría, en cada momento, cambiar la perspectiva. Las moradas se desplazarían, girarían sobre si mismas, no guardarían nunca las mismas distancias entre ellas, no tendrían en ningún momento, las mismas moradas vecinas. Vivir, morar se convertirían en situaciones, en experiencias poéticas.  La ciudad se haría y se desharía constantemente. Las limitaciones que la tierra impone -físicas y mentales, anclándonos en un mismo suelo, en unas mismas creencias- ya no existirían. Los humanos serían seres en el espacio, celestiales. Verían la tierra y el cielo como espacios similares y relacionados. Ya no tendrían la sensación que la bóveda celeste pesa, aprisiona, e impide la libre circulación de los cuerpos, las ideas, las imágenes. Un mundo flotante, libre de construcciones, en el que el agua y la luz ya no se verían detenidos por muros y cegueras mentales, sin que la luz, atravesando el agua y las ondas , fuera siempre la misma; un mundo transparente, luminoso, sin muros visibles, por el que la vista circularía sin verse detenida en todas direcciones -en el que lo alto y lo bajo ya no tendrían sentido: un mundo circular, esférico, sin coordenadas que constriñen-, donde no habría dónde esconderse porque ya no habría nada que ocultar.
Un mundo utópico -quizá inquietante- por el que Le Corbusier, de quien Kosice era amigo, se interesaría.

El Museo de Houston ha dedicado una sala a este proyecto y el Centro George Pompidou de París, que expone la Ciudad Hidroespacial desde 2013,  prepara una exposición antológica para este año.
Véase también la página web del museo Kosice en Buenos Aires.

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