Baltasar: el nombre de uno de los tres (o doce) míticos o imaginarios Reyes Magos quienes, siguiendo la estela de una estrella fugaz, acudieron, desde la región de Caldea (Babilonía o el sur de Mesopotamia) hasta el recién nacido Jesús para ofrendarle mirra.
Baltasar era un nombre propio babilónico. Baltasar se escribía: Bel-sharra-ussur, o balat-sar-usur.
La primera expresión se traduce por Bel protege (ussur) al rey , mientras que la segunda significa protector (usur) de la vida (balat) del rey (sar).
Bel es un nombre propio al mismo tiempo que común. significa Señor y designa cualquier divinidad superior. Se aplicaba particularmente al dios supremo babilónico, Marduk, nieto de Enki, el dios de la sabiduría, las artes y la arquitectura en Mesopotamia. Pero también es una variante del nombre del dios supremo cananeo, Baal, reconocido por Yahvé como divinidad (inferior a él, pero con la que luchará durante toda la historia antigua de Israel, y del que subirá la influencia, cuando adopte el nombre del padre de Baal, el dios de El, bajo la forma de Elohim).
Baltasar era, por tanto, el protector del hijo de Dios. Vino para cuidarlo.
La cultivo de la diferencia, como se manifestó ayer en un discurso del rey en una ciudad catalana, no solo recurre a la diferencia que siempre se ha querido establecer entre este rey, por ser negro, y sus compañeros, sino porque Baltasar preconizaba la inclusión, protegiendo a quien creaba y simbolizaba a la comunidad.
Somos humanos, esto es, seres sociales gracias a la bendición de Baltasar
sábado, 6 de enero de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario