miércoles, 24 de febrero de 2021

Devolver (la piedra de Rosetta)

 Cuando el gobierno egipcio anunció la construcción de un nuevo museo nacional de arte egipcio, fuera del centro de la ciudad de El Cairo, sino en la cercana Saqqara, cabe el recinto funerario faraónico, en 2003,pidió en préstamo la piedra de Rosetta al Museo Británico de Londres en el que se expone. Ante las dudas, injustificadas o no, de los conservadores británicos acerca de las condiciones del museo en el que se iba a mostrar, el gobierno egipcio endureció el tono y reclamó su devolución. Dicha reclamación se ha actualizado con la próxima inauguración del desmesurado nuevo museo egipcio, y la piedra de Rosetta forma parte del conjunto de piezas arqueológicas, como los frisos del Partenón y el Código de Hamurabi que los gobiernos de Grecia y de Iraq reclaman al Museo Británico y al Museo del Louvre. Las peticiones parecen lógicas y deberían satisfacerse. Los casos son claros, cerrados. 

La piedra de Rosetta es un fragmento de una gran estela bilingüe (egipcio-griego) y con tres grafías (jeroglífica, demótica, griega alfabética) -se han encontrado más fragmentos tras el primer y principal hallazgo- grabadas en piedra dura, que debía exponerse en un patio de un templo faraónico. Desmantelado en una época desconocida, por cristianos o por musulmanes, un fragmento de la estela rota, intencionada o casualmente, fue reutilizada como material de construcción en un fuerte construido por los otomanos cabe el delta del Nilo para su control.

El faraón Ptolomeo V, quien gobernaba en Egipto cuando el cincelado y la instalación de la piedra de Roseta, no era egipcio, sino macedonio. La dinastía a la que pertenecía fue fundada por un general de Alejandro, tras la conquista helenística de Egipto. Los faraones Ptolomeos no hablaban, seguramente no leían ni sabía escribir el egipcio, sino el griego. Aunque se representaban con los atributos faraónicos, siguiendo una iconografía milenaria, los Ptolomeos eran culturalmente distintos de los Egipcios.

En la época de la creación de la piedra de Rosetta, la debilidad del faraón era tal que todo el país había sido puesto bajo la protección de Roma. Roma aun tardaría dos siglos en conquistar Egipto -con Julio César y César Augusto- pero Roma ya velaba sobre Egipto.

Egipto, que había sido conquistada por los árabes en el siglo VII, devino una posesión del imperio otomano con capital en Constantinopla (hoy Estambul) a principios del s. XVI. Precisamos que turcos (otomanos) y árabes no compartían -ni comparten- nada, salvo la religión. 

Napoleón Bonaparte, aún cónsul francés, decidió conquistar Egipto como un medio de oponerse indirectamente al Imperio británico, que que Egipto constituía la vía de paso más rápida entre Londres y la India, una colonia británica. El bloqueo dañaba fuertemente la economía británica. 

La piedra de Rosetta fue descubierta por el ejército napoleónico. Sin embargo, con la derrota militar francesa ante el ejército británico que acudió para desalojar a Napoleón, la piedra de Rosetta se convirtió en un botín de guerra, llevada a Londres y depositada en el Museo Británico donde aún se halla.

La piedra de Roseta era un objeto entre macedonio y egipcio, bajo órbita romana, hallado en territorio árabe bajo control otomano, por franceses y llevado por ingleses.

Desde la caída del Imperio otomano, tras la Primera Guerra Mundial, Egipto fue colonizada por Gran Bretaña antes de lograr la independencia.

¿A quién se debería devolver la piedra de Rosetta? Skopia (capital del estado de Macedonia), Atenas (Grecia posee una región norteña llamada Macedonia -existe un conflicto entre ambos países acerca del nombre de aquella región), Roma, Estambul (antes Constantinopla), Paris y El Cairo pueden aducir, con buena o mala fe, derechos sobre esta piedra -escrita tanto en egipcio cuanto en griego.

¿Es el actual Egipto heredero del Egipto ptolemaico? La piedra de Rosetta fue llevada a Londres cuando Constantinopla (Estambul) era la capital de Egipto. 

Por otra parte, esta piedra se ha convertido en un "tesoro" tras el desciframiento de la escritura jeroglífica con la que está escita una de las tres versiones del decreto. "En sí", solo es una estela fragmentada sin valor "artístico". Dicho desciframiento fue logrado parcialmente por un estudioso inglés, y rematado por un francés.

Las negociaciones, por ahora a tres o cuatro bandas -Londres, París, El Cairo e Estambul, mientras Atenas, Skopie y Roma no intervengan- pueden durar una eternidad: Egipto siempre ha sido el lugar donde el tiempo es inmemorial. 

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