miércoles, 5 de febrero de 2014

LE PETIT RAMON & ELS NENUS DEL PARC: MONTJUIC ALLÀ AL FINAL (2012-2014)



Por fin regresa el mejor -de muy lejos- cantante catalán, Le Petit Ramon.
Es arquitecto, claro

WOOKY (ALBERT SALINAS): MONTJUIC (2014) / THE ARK (EL ARCA, 2010)






Wooky (Albert Salinas): Montjuic

Véase este enlace también

Para escuchar The Ark (El Arca, 2010), pinchar aquí.

El Grupo "R" (Exposición antológica en el MACBA, Barcelona, febrero-junio de 2014)





La historia de la arquitectura moderna catalana era sencilla en los años setenta. Tras la Guerra Civil, los arquitectos franquistas, todos pésimos, se dedicaron a construir edificios "academicistas" -basados en esquemas y formas clásicas: simetrías, columnas y frontones de piedra-, mientras que, tras unos años de represión y ostracismo, creadores demócratas o republicanos, todos excelentes arquitectos necesariamente, recuperaron el racionalismo del GACTPAC, o el estilo internacional, y produjeron obras maestras. Oscuridad v. Iluminación. Tal era el esquema que un historiador (hoy casi olvidado) como Cirici Pellicer defendía, seguido a pies juntillas por historiadores y profesores de Universidad.
A finales de los años setenta y sobre todo en los años ochenta, estudiosos señalaron que esta historia posiblemente fuera solo una historia edificante. Arquitectos racionalistas de los años treinta como el italiano Giuseppe Terragni fueron fascistas ("mussolinianos") o,al menos, construyeron una Casa del Fascio en Como (que no creo se hubiera encargado a un arquitecto soviético), Le Corbusier no dudó en ponerse al servicio del gobierno francés del General Pétain, aliado del gobierno hitleriano, y responsable de una de las mayores represiones en Europa, Fisac era miembro del Opus Dei, o un miembro del grupo R, como Coderch, no simpatizaba precisamente con la democracia o la República. Por otra parte, se destacaba la bondad de algunos de las Pueblos de Nueva Planta, construidos en los años cuarenta en España por el muy franquista Instituto Nacional de Colonización, o el rigor del gran edificio oficial  de la Delegación Nacional de Sindicatos (o Casa Sindical, hoy el Ministerio de Sanidad) en la Avenida de la Castellana (antes del Generalísimo Franco), libre de ornamentos clasicistas -si es que esta libertad era la causa de su excelencia-, por un arquitecto como Francisco de Asís Cabrero (formado junto a Coderch)  poco sospechoso de antifranquismo, lo que le permitió viajar fuera de España en unos años en que la frontera estaba cerrada.
La asociación entre franquismo y clasicismo o "academicismo" se resquebrajaba. También se mostraba como el régimen franquista divulgó no a pintores de santos y bodegones sino el arte contemporáneo -abstracto o informalista- en ferias internacionales, apoyando a creadores como el grupo El Paso, o un pintor como Antoni Tàpies, como una buena manera de presentarse con la cara limpia internacionalmente.
Por otra parte, la calidad de las obras de los arquitectos del Grupo R era variada. Tras unos brillantes inicios, Coderch levantó una de las moles hoteleras más descorazonadoras y anónimas en Palma de Mallorca, antes de dedicarse a componer fachadas aplacadas sobre interiores anónimos, mientras que Antonio de Moragas construía inmensos bloques idénticos cuya pesadez las fotografías de Catalá roca, aplicadas sobre la fachada o las cubiertas de los balcones, no lograban esconder, y el trío MBM solo lograba destacan con edificios fabriles mientras su ingente producción de viviendas era -y es- olvidable, en el mejor de los casos.
¿Defender el estilo internacional convertía automáticamente a un constructor en un gran arquitecto? Posiblemente el mejor arquitecto del Grupo R fue Pratmarsó, el más olvidado hoy.

  Parecía que la simpleza con la que se equiparaba franquismo con academicismo (es decir, arquitectura mediocre), y antifranquismo con grandes obras, había sido desterrada.

Hoy, en 2014, parece que resurge. Así, un periódico titula hoy:

El Macba repasa el papel del Grup R en la década de 1950 que se enfrentó a la estética academicista del franquismo


Eso sí es una vuelta al pasado más rancio.

Para información sobre esta muestra, pinchar aquí.

EDUARDO COUTINHO (1933-2014): BABILÔNIA 2000 (1999-2000) / EDIFICIO MÁSTER (2002)








Coutinho, asesinado quizá por su hijo hace unos pocos días, fue un cineasta y documentalista, una parte de cuya obra está dedicada a la vida en entornos arquitectónicos y urbanos degradados (favelas, o el edificio Master, abandonado, en Copacabana, en el que se refugian y viven un sin número de familias, cuyas vidas en los interiores, pisos, pasillos y pasadizos, Coutinho capta), en los que, pese a todo, la vida empuja -buscando un cambio completo también.
Estos son quizá sus mejores documentales que deberíamos mostrar en todas las escuelas de arquitectura.

martes, 4 de febrero de 2014

MARCO PAVONE: TIROMANCINO, LIBERI (LIBRE, 2014)



Si se apaga el sonido -es una canción tópicamente italiana, con voz ronca y una plétora de violines enloquecidos del grupo Tiromancino-, se disfruta de un corto de animación notable del animador italiano Marco Pavone.

Los monstruos y la arquitectura: I mostri, Museo Nazionale Romano. Palazzo Massimo, Roma, Enero-Marzo de 2014






























Fotos: Tocho, roma, enero-febrero de 2014

I mostri (los monstruos) es una gran exposición que el Museo Nacional Romano, en Roma, dedica a los seres "antinaturalistas" griegos. Préstamos internacionales de obras espléndidas e inesperadas, a veces poco conocidas, convierten el laberíntico itinerario por los pasadizos del museo en un rito de paso.

La "tesis" o el punto de vista adoptado, sin embargo, es insólito. Un monstruo es definido como un ser inexistente. Quizá lo sea hoy, para los "profanos"; no en la antigüedad, al menos hasta la cultura helenística, o el imperio Romano, al menos, cuando la creencia en dioses y héroes fue cayendo en desuso, o la desconfianza o el cansancio fue en aumento.
En épocas arcáica y clásica, por el contrario, los monstruos eran seres existentes. Eran divinidades, ancestrales, a menudo, o seres que mediaban entre hombres y dioses. Las imágenes reflejaban a seres invisibles, pero "reales", que no se distinguían de las divinidades, también invisibles. Un sátiro, que formaba parte del séquito de Dioniso, tenía la misma "existencia", y era tan "real" como aquella divinidad. Muchos de los calificados hoy de monstruos, eran potencias arcaicas o ancestrales, que habían acabado subordinadas a los nuevos dioses olímpicos y capitolinos. Cualquiera los había podido ver rondar bosques y casas, en los lindes entre la selva y la ciudad, del mismo modo que nadie dudaba haber contemplado -o poder contemplar- a Apolo o Dioniso.

La existencia de tales seres estaba corroborada por su función protectora. Estos "genios", pertenecientes a un orden anterior al de los dioses que adoptaban una forma humana cuando se mostraban ante los mortales, defendían el espacio humano. Tal era la función de os genios y los seres híbridos desde Babilonia hasta el mundo medieval.
Eran seres ligados a éste por un doble motivo. En tanto que fuerzas selváticas ponían en peligro el espacio humano trabajosamente delimitado y desbrozado -un recinto, un pueblo, una ciudad. Pero, al mismo tiempo, estos seres podían ponerse al servicio de los humanos; en este caso, el daño que podían causar se orientaba hacia quienes querían el mal del espacio urbano o doméstico. La testa de la Gorgona tenía un poder paralizante. Marcaba los límites entre el espacio humano y el de los seres primigenios. Pero, situada en lo alto de los tímpanos de los templos, mirando hacia el exterior, asustaba o petrificaba (de miedo) a quien se acercara con arteras intenciones al santuario.
 Serpientes y dragones, como la Hidra, o perros con el Can Cerbero, impedían que los humanos se adentraran más allá de los confines del mundo visible. De modo semejante, las esfinges, comunes en los cementerios, protegían a los muertos, impidiendo que las tumbas fueran violadas, al mismo tiempo que protegía el espacio de los vivos de la presencia de las almas en pena: las esfinges impedían que los muertos se mezclaran con los vivos.

Los llamados monstruos poseían rasgos que pertenecían a diversos mundos, humano y  animal (aéreo, terrestre y acuático). La presencia del monstruo ponía en jaque el orden establecido. Las fronteras saltaban. Se retornaba a un estadio del mundo indiferenciado. El orden y el ordenamiento del mundo era cuestionado. Pero, por la misma razón, la presencia del monstruo concentraba los poderes disolventes en una única figura,vigilando que se repandiesen por la faz de la tierra.
Por fin, el monstruo ponía a prueba la fuerza, la agudeza y el valor del ser humano que se tenía que ver las caras con estos seres temibles y temidos. De este modo, una vez superado al monstruo, como hizo Edipo con la Esfinge, el mundo ya no se le resistía. Estaba preparado para acondicionarlo.
El monstruo, pues, cumplía una función: protegía al ser humano de sus temores; libraba su mundo del temor del más allá. Le permitía centrarse en el presente, en el aquí en la tierra, defendiendo su parcela, su lugar en el mundo.  La ciudad existía porque el monstruo existía: es decir, la ciudad tenía sentido porque los monstruos rondaban y era necesario delimitar un espacio libre de monstruos, pero, también, la ciudad perduraba porque el monstruo la defendía, aumentando el valor de los habitantes, y poniendo en jaque a los enemigos, vencidos por los ciudadanos envalentonados. Los monstruos ahuyentaban a los monstruos interiores.

GALEN FOTT & JERRY HUNT: ROBERTO THE INSECT ARCHITECT (2005)


Basado en un cuento ilustrado de Nina Laden (1962), ya comentado en Tocho.

Corto de animación fundamental en arquitectura.

Si el video no se activara, se puede contemplar en el enlace siguiente.

O aquí:
http://you.video.sina.com.cn/api/sinawebApi/outplayrefer.php/vid=82430230_478_2780871973_1_b0izGCo4Dm7K+l1lHz2stqlF+6xCpv2xhGizs1KsIg9QUg+YJMXNb9UF5CrWAsxC5yoUEJU3d/ol1x8uaA/s.swfí: