“No digamos: el ser humano es imperfecto, el Hacedor lo ha errado; digamos más bien que es todo lo perfecto que podía o debía ser; su ser es proporcionado al lugar que ocupa, su tiempo es un solo momento, y su espacio un solo punto.
El cielo oculta a todas las criaturas el libro del destino, excepto la página que les hace falta , y es la de su actual estado; como oculta a los brutos lo que conoce el hombre, y a los hombres lo que saben los espíritus: ¿quién podría de otra manera soportar en la tierra su existencia.”
(Alexander Pope: Ensayo sobre el hombre, I )
Este largo poema, escrito en 1736 por el poeta inglés Alexander Pope, afectado de una deficiencia física, es uno de los textos más hermosos, lucidos y mesurados sobre la condición humana, sobre nuestra suerte -si suerte fuera la palabra adecuada.
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