martes, 2 de febrero de 2016

RAFAEL DE LA HOZ (1924-2000): OBRAS EN CÓRDOBA Y EN CABRA (ANDALUCÍA, ESPAÑA, 1950-1969)

Cámara de Comercio e Industria, Córdoba (1950-1954). Escultura: Jorge de Oteiza










Véanse más imágenes en el enlace siguiente



Manzana de viviendas para Pedro Guerrero, Córdoba (1956-1958)











Antiguo Colegio Provincial de Sordomudos, Córdoba (1963-1964)





















Residencia de las Hijas de María Inmaculada, Córdoba (1958-1961) 







 Colegio Las Teresianas, Córdoba (1959-1969)
















Monasterio de las Salesas, Córdoba (1959-1962. Vidrieras: Miguel del Moral)
































Edificio de Sindicatos, Cabra (1960-1964)













Fotos: Tocho, diciembre de 2015- febrero de 2016


Quizá la obra del arquitecto cordobés Rafael de la Hoz, construida entre finales de los años cuarenta y finales de los años sesenta, principalmente, ya no sea tan conocida fuera de su ciudad. Los edificios no están hechos para ser contemplados. Adustos, austeros, ni siquiera poseen siempre fachadas reconocibles. A menudo incluso, los volúmenes se retiran con respecto a la calle. No se alzan en exceso. Se extienden como las nervaduras de una hoja, o las espinas de un pez. La entrada principal es modesta, parece de servicio.
Son edificios que solo pueden ser apreciados desde el interior. Y, sin embargo, no hay casi nada qué ver. Pero uno se siente bien. Quizá sean las proporciones, quizá el juego de la luz, la simplicidad de las formas y los acabados, la manera cómo se articulan los espacios, los responsables de qué los usuarios vivan bien. La directora del colegio de las Teresianas -un colegio sin patio, porque todos los espacios exteriores y semi-cubiertos pueden ser usados como patios- comentaba que nunca se han producido conflictos ni daños; la agresividad perceptible en otras escuelas no se ha manifestado nunca. Incluso las propias aulas pueden utilizarse como espacios de recreo. No todos les edificios han satisfecho las necesidades de los usuarios. El patio o claustro central del monasterio de las Salesas fue cerrado a causa del frío y de la lluvia, en contra de la opinión del arquitecto. El error es patente. ni siquiera la mejora de las condiciones climáticas compensa la pérdida del carácter del espacio, convertido en un lugar anodino, vagamente barato, lo que no hace sino reforzar la bondad del proyecto original. Los edificios tienen ya sesenta años. Saben envejecer. Soportan pequeñas miserias, descuidos, cables mal colocados, desconches.
Son una lección de cómo construir aunque no pretender dar lecciones a nadie sino ofrecer discretos espacios en los que se viva bien, bondad que solo determinadas proporciones, materiales y colores, una determinada actitud ética proporciona.
Edificios institucionales, situados no lejos de obras de Rafael de la Hoz,construidos recientemente por la Junta de Andalucía, ostentosos y gratuitos, dan la medida de lo que se ha perdido.

Agradecimientos a Soledad de los Reyes, Rafael de la Hoz Castanys, Pedro García del Barrio, Carlos Anaya, Fundación de Arquitectura Contemporánea, Reverenda Madre Luisa Angélica Rodríguez, Francisco España, Carmen Gago, Ana Perea, Amparo Velasco Carvajal y a todas las personas que han facilitado la documentación y las visitas.

Fotografías de calidad, de Joan Borrell Mauri, se incluirán en la exposición De obra. Cerámica y arquitectura, Museo del Diseño, Barcelona, septiembre 2016-enero 2017

lunes, 1 de febrero de 2016

Baelo Claudia y la Triada Capitolina



















































 


Fotos: Tocho, enero de 2016

El yacimiento arqueológico de Baelo Claudia, cerca de Algeciras, merece la visita no tanto por el número, el estado de conservación ni siquiera la calidad de las ruinas, sino por su poder evocador de una ciudad romana, gracias al emplazamiento -se trataba de una ciudad republicana (que perduraría durante los dos primeros siglos del imperio) portuaria en el Atlántico, relacionada con Tánger, dedicada a la pesca y a la industria de la salazón-, el entorno preservado, y una discreta y eficaz puesta en escena, acompañada de textos explicativos serios. El admirable y discreto museo, del arquitecto Vázquez Consuegra, construido en 2007, enmarca el mar y la ruinas.
Ciudad planificada con regla y escuadra, que responde a un modelo casi ideal: el cardo y el decumano componen los ejes principales con los que se parceló el espacio de la ciudad, que se cruzaban en ángulo recto en el centro de la pequeña urbe justo donde se ubicó el foro en cuyo extremo más elevado se ubicó los tres templos dedicados a la llamada triada capitolina formada por los dioses Júpiter, dios del cielo y de la tierra, su hermana y esposa, Juno, diosa de los alumbramientos, y Minerva, diosa de las acciones humanas con las que se ordenaba el espacio, fructificaban los bienes y se fabricaban los útiles con los que el hombre se hace con el mundo. Esta tríada, que protegía la vida de la ciudad y de los ciudadanos, y aseguraba la prosperidad y fecundidad de la tierra y de los hombres, presidía el capitolio de Roma, pero pronto veló sobre todas las ciudades fundadas a imitación de Roma. Solía poseer un único templo con tres capillas, mas gozó de tres templos separados en las ciudades de la Mauritania así como en Baelo Claudia -así llamada en honor del emperador Claudio, bajo cuyo reinado la ciudad prosperó, durante el siglo I dC-, debido a la influencia del urbanismo africano en la organización del espacio en la Bética. El templo de Júpiter, que reinaba en el cielo, acogía también al dios Término, que pautaba el espacio en la tierra, representado por un mojón o una piedra sagrada que marcaba un eje vertical que conectaba el cielo y la tierra a través de una obertura en el techo del templo.
Los tres templos dominaban la ciudad y miraban al mar que aseguraba la prosperidad de la ciudad. El teatro, recostado en la ladera, también se encaraba con el ponto, y los espectáculos, entre el rito y el teatro, contribuirían a la abundancia de los bienes marinos sin los que la ciudad dejaba de tener sentido.
Si el foro constituía un espacio recoleto, rodeado de pórticos, una basílica y templos, vuelto sobre sí mismo, en los que se negociaban los asuntos humanos, al igual que las termas, un espacio propiamente comunitario, el teatro, bajo la advocación de los Silenos, del séquito del dios Baco, y los templos oteaban el cielo y el mar, muy por encima de los espacios humanos.