sábado, 28 de marzo de 2020

El espantapájaros

Prosiguiendo las clases sobre la imagen naturalista o mimética -adjetivos que no significan lo mismo-, y sobre las diferencias entre ídolos e iconos, ¿cúal es el lugar de obras o artefactos con un estatuto incierto, como por ejemplo las veletas o los espantapájaros?
No es una estatua, un maniquí, ni un mecanismo articulado, dotado de movimiento, pero aúna rasgos, propiedades y funciones de todas esas figuras.
Desde luego, no es muerto, aunque evoque la muerte.
Un espantapájaros en una creación humana. Representa a una figura antropomórfica. No es necesario que sea un retrato -el rostro no es lo más importante-, pero la estructura y el tamaño deben evocar o asociarse a una figura humana. Los espantapájaros se realizan de manera similar a los pasos de Semana Santa y las estatuas de culto de la antigüedad, como, por ejemplo, la gran estatua criselefantina -hecha de oro y de marfil- de Atenea, obra de Fidias, en el interior del Partenón en el acrópolis de Atenas: una estructura de listones de madera tosca pero sólidamente ensamblados, recubiertos de ligeras ropas "reales" que el viento pueda agitar, cuyas extremidades sujetan manos y una cabeza, esquemática pero sugerentemente representados.
Un espantapájaros es un amuleto que tiene que ahuyentar a los pájaros que puedan acabar con la cosecha. Se planta en medio de un campo cultivado, a cierta altura, para que sobresalga sobre los cultivos cuando éstos alcancen la altura máxima. Un espantapájaros debe conjugar la inmovilidad y el movimiento. Debe de estar siempre hincado en el campo, pero debe permitir que el viento agite la ropa. Al mismo tiempo, debe de tener un aspecto imponente, que asuste a los pájaros, pero no a las personas: de aquí el aspecto cómico, de payaso que posee. En francés, la palabra que los designa, épouvantail, deriva de la épouvante, el terror. La novela gótica, el cómic y el cine de terror ha jugado con la inquietante inmovilidad del espantapájaros, que debe dar la sensación que podría cobrar vida. Hasta el Espantapájaros que aparece en la película El Mago de Oz es extraño: de hecho vive en el mundo paralelo del mago.
Siendo una imagen toscamente humana, el espantapájaros parece más humano, más vivo que una estatua naturalista. Su imperfección, los rasgos someramente evocados, lo dotan de una extraña humanidad, convirtiéndolo, al mismo tiempo en un ser situado entre varios mundos: el natural y el artificial, el mortal y el inmortal, el mundo de los vivos y el de los muertos. Su figura, a menudo, se asemeja a una aparición, un espectro emanado de las entrañas de la tierra. Sus movimientos no son los propios de un artilugio mecánico, sino de un ser impredecible: se halla a la merced del viento, que lo agita, y lo anima inesperadamente, sin que sepa bien cómo seguirá.

Los brazos en cruz, que permiten que el viento penetre en las mangas y dote de cierto temblor a la figura, evoca a un supliciado a la vista de todos, en un espacio abierto: un empalado y un crucificado; el ladrón clavado en la cruz, antes que Jesús. El espantapájaros debe infundir respecto -aunque no miedo. Ante su presencia, incluso los humanos, al atardecer, dan un rodeo. Su cuerpo clavado y ensombrecido encoge el ánimo. Evoca a un muerto, a un ser disecado -que en francés, se dice empaillé, lleno de paja, precisamente el material que da cuerpo al espantapájaros. Es una creación más propia de un taxidermista, que trata de dotar de una apariencia real, y de un rigidez sobrenatural -tan artificial que se teme que en cualquier momento, el ser forzadamente quieto, recobre una posición, una vitalidad "natural", lo que acrecentaría el temor que ya suscita-, a un fallecido. Un muerto que regresa del mundo de los muertos. Después de todo, los pájaros son almas de los difuntos, aves de mal agüero -como bien sabia Hitchcock. Si los espantapájaros los ahuyentan es porque ambos se conocen y se temen. Un espantapájaros es aún más temible que un ser humano porque no tiene miedo; y su apariencia falsamente amable da la sensación que esconde negras intenciones.
No sé si existen colección de espantapájaros -aunque sí existe un festival de espantapájaros en el pueblo de Meyrals, en el centro de Francia. Cuando el tiempo los abate, no se guardan, sino que se sustituyen fácilmente. pero vuelven a la "vida", idénticos a sí mismo, como seres inmortales, o resucitados.  El espantapájaros siempre sonríe, con la mirada fija. Por eso, no sabemos bien qué es: ser o ente, ente capaz de transitar entre el ente y el ser, el espíritu y el cuerpo, el alma y el espectro.


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