martes, 14 de julio de 2020

THOMAS HOUSEAGO (1972): LA CASA DE LA LUNA ("MOUN" HOUSE, 2014)







Una gran exposición de arte contemporáneo, en una de las sedes de la fundación Palazzo Grassi, en Venecia, dirigida por el escultor inglés, afincado en Los Ángeles, Thomas Houseago, permite recordar su obra principal, The Moun House (un juego de palabras entre Moon, luna, y Mun, el nombre de su actual pareja), hasta finales de año.

Los muros de esta obra descomunal, una casa constituida como un laberinto, o un juego de muñecas rusas, casas dentro de casa, realizada  con paneles de madera y yeso, comprenden innumerables óculos que recuerdan las fases de la luna, y que permiten sortear la diferencia entre el interior y el exterior. Óculos que son lunas, inaccesibles, puertas y ventanas, también, por los que es fácil, como en un juego, cruzarlas, adentrándose en espacios que parecen conducir hacia una cámara secreta donde moraría quien sabe qué monstruo.

4 comentarios:

  1. Quizá la " performance ",la valoración del arte como una experiencia por la que el espectador se sumerge y de la que se sale transformado (al menos así la entiendo yo ,que tampoco conozco mucho las artes performativas ) ) llena un aspecto de la mente humana que antiguamente encontraba eco en algunos rituales .

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    1. Tiene razón
      Las "performances" -que son actuaciones teatrales in texto, a menudo, interpretadas por el propio autor de la acción- son la versión profana de los rituales.
      "Performances", en los años 60 y 70, violentas, con sangre, rememoraban los rituales dionisíacos y en honor de divinidades redentoras orientales en el Imperio tardo-romano, practicados a escondidas o de noche.

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  2. No quería decir que esta exposición,en concreto ,sea una performance.Pero sí que ,por lo que usted dice,produce una impresión que vá más allá de lo que suele producir la exposición de un trabajo escultórico

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    1. La referencia al laberinto, del propio artista, parece apuntar a una experiencia "iniciática", tras la cual, se supone, la persona cambia anímicamente, sale turbada y renovada. En este sentido, la visita de la obra se acercaría a un ritual, en efecto.

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