miércoles, 29 de julio de 2020

LAS BELLAS ARTES: CHARLES BATTEUX (1713-1780: "DIVISIÓN Y ORIGEN DE LAS ARTES", LAS BELLAS ARTES REDUCIDAS A UN MISMO PRINCIPIO, 1746

Bellas artes: la expresión no es de actualidad. Remite a un sistema de las artes que entró en crisis y quebró tras la primera Guerra Mundial, posiblemente con el dadaísmo. 
Sin embargo, aún hoy, existen los Museos de Bellas Artes, que se distinguen de los museos arqueológicos, los museos de ciencias, de artes decorativas (que no forman parte de las bellas artes), y de arte contemporáneo que sí forma parte de aquéllas, siendo tan solo el tiempo lo que las diferencia. El arte contemporáneo está en tránsito, de un museo a otro. Su función, la mirada y el juicio que suscita, incluso sus cualidades propias o atribuidas siguen siendo las del arte cuyo tiempo ha pasado -que ha dejado de estar unido al tiempo presente por la urgencia y la necesidad, y se despega de la actualidad, permitiendo entonces una mirada o un juicio desapasionados y seguramente más meditado.

Las bellas artes; ¿acaso existen feas artes? Bello, en este caso no es solo una cualidad de la obra de arte sino la finalidad que persigue -desvelar, indagar en la belleza del mundo, por turbulenta o fragmentada que sea, y transcribirla sin suscitar apasionamiento alguno. Se parte de la creencia que la belleza está en el mundo, en la obra, en la mirada del artista y en la del espectador que la busca y la enjuicia. Pero la obra de arte también puede negar la existencia de la belleza, o manifestar su desinterés ante ella, considerar que no es relevante, que es imposible de alcanzar, o que no es tema de estudio, poniendo en jaque no solo la finalidad de arte, sino su sentido, su existencia incluso.

Las bellas artes no existieron siempre. Son un invento moderno. Fue la Ilustración que las descubrió o las fundó, Existieron durante un par de siglos. El dadaísmo acabó con ellas -aún cuando sigamos creyendo en su existencia, sino en su necesidad.

Las bellas artes, en verdad, fueron inventadas, o al menos codificadas por el  teólogo francés Charles Batteux en una obra célebre y polémica: Las Bellas Artes reducidas a un mismo principio (cuyo prólogo reproducimos), que agrupó a algunas artes liberales con algunas mecánicas, definidas en la Edad Media, poniendo el acento no en la utilidad (práctica o teórica: en el uso o en la educación) sino en el placer que buscan suscitar. Se trata de un texto de mediados del siglo XVIII que unificó distintas actividades humanas bajo la prosecución de una única finalidad -que antiguamente solo atendía la poesía: la sensación de belleza, sin otro objetivo, a diferencia de la poesía clásica, sin embargo, que suscitar placer, algo que los dadaistas juzgaron, más que imposible o necesario, innoble tras la Primera Guerra Mundial.


"No es necesario iniciar con un elogio de las artes. Sus beneficios se dejan ver por sí mismos. Son ellas quienes han edificado ciudades, reunido a los hombres dispersados, capaces de socializar. Han sido, de alguna manera, para nosotros un segundo orden de elementos donde la naturaleza reserva la creación a nuestra industria. 
Podemos dividirlas en tres especies con relación a los fines que se proponen. Las unas son para las necesidades del hombre, que la naturaleza abandonó solo desde que nació, quiso que los remedios y prevenciones que les son necesarios fueran el precio de su industria y trabajo. De ahí salen las artes mecánicas. Las otras tienen por objeto el placer. 
Aquellas no pudieron nacer sino en el ceno de la dicha y de sentimientos que producen la tranquilidad: les llamamos bellas artes por excelencia. Son la música, poesía, pintura, escultura y el arte del gesto o la danza. El tercer tipo son las artes que tienen por objeto la utilidad y el agrado todo a la vez. Aquellas son la elocuencia y la arquitectura; es la necesidad la que las hizo nacer y el gusto lo que las ha perfeccionado. Gozan de una especie de medianía entre las otras dos: dividen el agrado y la utilidad. 

Las de la primera especie emplean a la naturaleza tal cual es únicamente para el uso. Los de la tercera para el uso y el agrado. Las bellas artes no la emplean, no hacen sino imitarla cada una a su manera. Así, la naturaleza sola es el objeto de todas las artes. Contienen todas nuestras necesidades y placeres; y las artes libres y mecánicas no son sino para extraerlas. 
Hablaremos aquí de las bellas artes, aquellas cuyo objeto es dar placer, y para conocerlas mejor nos remontamos a la causa que las produjo. Es el hombre el que ha hecho las artes y es para él mismo que lo ha hecho. Aburridos del gozo demasiado uniforme de los objetos que les ofrece la naturaleza toda simple y siendo desde antaño propios a recibir placer, recurrieron a su genio para procurarse un nuevo orden de ideas y de sentimientos que despierten sus espíritus y reanimen su gusto. 
Pero ¿qué podía hacer ese genio limitado en su fecundidad y sus miras que no lo llevase más lejos de la naturaleza y teniendo que obrar para hombres cuyas facultades estaban limitadas por las mismas 
fronteras? Todos sus esfuerzos se reducen necesariamente a hacer una elección de las más bellas partes de la naturaleza para formar un todo exquisito que sea más perfecto que la naturaleza misma sin, empero, cesar de ser natural. He ahí el principio sobre el cual se fundamentan las artes y que los artistas han seguido por todos los siglos. 
De donde concluyo que el genio, que es el padre de las artes, debe imitar a la naturaleza. Igualmente, que no la debe imitar tal cual es. En tercer lugar, que el gusto, para el que las artes se hacen y funge de juez para estas, debe satisfacerse cuando la naturaleza se elige bien y está bien imitada en las artes."

No hay comentarios:

Publicar un comentario