8 de diciembre: día de la Inmaculada Concepción para los creyentes católicos.
El tema de la Inmaculada Concepción constituye un problema físico y metafísico, un acicate intelectual.
Desde los padres de la Iglesia se ha debatido el estatuto de María. Es una humana. Por tanto, pecadora. Solo la divinidad está libre de mancha.
Más, María es su madre.
Una figura ambigua: humana, pero madre de una divinidad -lo que la acerca a heroínas griegas madres de dioses, como Semele, fecundada por Zeus, madre de Dionisios- o, mejor dicho, madre de un humano en el que se encarnó una divinidad, lo que dio nacimiento a un ser al tiempo mortal e inmortal, humano, plenamente humano, y divino, sin que ls divinidad se viera menguada por la humanidad que la divinidad asumió.
¿Cómo conjugar la marcha y la pureza, buscar el origen de la pureza en la mancha? Solo a mitad del siglo XIX, como se sabe, se enunció que María nació Inmaculada, un edicto o dogma (los dogmas son edictos inspirados y por tanto, incuestionables, que deben de ser asumidos sin cuestionarlos, dogmas de fe en los que se basa la confianza en la existencia y efectividad de la divinidad) no aceptado por todos los Cristianos. Hasta entonces se sostenía -y aún se sostiene- que si María no estaba maculada, en el momento de ascender a los cielos, era porque las máculas con las que había nacido, como toda humana, habían sido lavadas tras la Resurrección de su hijo. Nació maculada y murió inmaculada, sin perder su condición humana ni alcanzar la divina (aunque la mariología es ambigua), una teoría teológica muy distinta de la que Impera en el catolicismo desde hace siglo y medio.
La purificación -que no la pureza congénita- de María ya se enunció en el Corán, un texto cercano a los escritos de los Padres de la Iglesia, en una célebre Sura sobre los primeros profetas, anteriores a Mahoma:
“Y cuando dijeron los ángeles: ¡Maryam! Allah te ha elegido, te ha purificado y te ha escogido entre todas las mujeres de la creación.”
(Sura 3, 45)
La elección exigió la eliminación del pecado original que manchada a Maryam, lo que permitió que ésta adquiriera una una condición cercana a la de Eva, la primera humana.
Sospecho que María es la encarnación de una diosa rebajada de categoría por el cristianismo (no sé si por alguna otra religión del Libro o por todas ellas) Curiosamente, buscando hoy una información en el libro der Baring/Cahsford "El mito de la diosa" aparece una comparativa de imágenes entre la Diosa de Laussel (Paleolítico 22.000-18.000 a.e.c.), Astartñe (Babilonia) y una Virgen del pintor flamenco Geertgen tot Sint Jans y en las tres representaciones tienen como atributo una luna creciente.El monoteísmo la redujo a María considerablemente, pero se ve que la permitió su parte de luna.
ResponderEliminarBuenas noches
EliminarYo también pensaba que la luna decreciente que pisa la virgen María era una rémora de una diosa pagana, Astarté, en efecto, por ejemplo, pero creo que dicho atributo representa el islam aplastado por María
Un atento saludo