2: Botas de terracota, tumba femenina, 900 aC
3: Retrato Romano, s. II dC
4: Modelos de graneros, 800 aC
5: Estatuilla femenina de mármol abocetada, c. 200 dC
Fotos: Tocho, diciembre de 2022
El museo del ágora ateniense no es el centro más visitado de la ciudad: un par de personas de tanto en tanto.
Situado en una reconstrucción de los años 50 del siglo pasado de una de las stoas o edificios porticados de un piso y planta alongada, comorense pequeñas obras desde ella época micénica hasta el final del mundo Romano halladas en el ágora ateniense que delimita por uno de los lados.
Pese al escaso número de obras y el aparente escaso aprecio público, destacan dos piezas únicas y hermosas: una pequeña “maqueta” de terracota de unos graneros, de época arcaica, uno de los escasos modelos de este tipo, en perfecto estado, y unos botines de terracota: un calzado femenino en miniatura (la tumba, de principios del primer milenio, cuando Atenas aún no era Atenas, contenía las cenizas de una mujer), o una reproducción de calzado de un niño (quizá un hijo de la difunta), depositados en una tumba, ya sea para que el pequeño pudiera jugar en el más allá, que la madre o el niño pudieran viajar al más allá cómodamente, un viaje que se quería quizá que fuera lo más próximo a un viaje en la tierra, un viaje más soportable para una madre acompañada de un objeto que representaba a un hijo; unas botas que solo un espíritu podría calzar.
La estatuilla femenina apenas abocetada es casi más fascinante que una gran estatua romana en perfecto estado, como si la piedra aún envolviera a una figura como un sudario, cuyos rasgos apenas se transparentan como una vaga silueta enlutada.
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