La relación que los sumerios y los acadios establecieron entre crear y procrear seguía viva en tiempos de Platón. Hacia el final del diálogo El simposio, Platón juega con el doble significado de los verbos poieoo (hacer u obrar poesías e hijos hermosos, poetizar) y tiktoo (engendrar; de este verbo deriva el sustantivo tekné, técnica u operación, que en latín se traduce por ars, arte), bajo el acicate de la belleza corporal y formal (Pl., Sym. 206 d). Entre las criaturas u creaciones más amables Platón destaca: “el ordenamiento de ciudades y de todo establecimiento –toon poleoon te kaí oíkéseoon diakosméseis” (Pl., Sym. 209a). La ciudad es un organismo vivo.
Anteriormente, Platón ya había escrito:
“El Amor es un excelente creador en general en cualquier orden de creación artística (…) ¿Encontraríamos a alguien que contestara el que no sea uno de los menores talentos del Amor el de engendrar, de hacer crecer a todos los seres vivos? Pero estudiemos por otro lado los diversos tipos de habilidad técnica: ¿no sabemos que aquél a quien este dios le hubiera servido de maestro alcanza una celebridad resplandeciente?” (Pl., Sym., 196e, 197a).
En estas últimas frases, Platón emplea el verbo poieoo para designar el acto creativo, y gígnomai (nacer, producirse, evolucionar, refiriéndose tanto a personas como a resultados) para nombrar el acto de procreación. Ambos verbos son sinónimos y pueden intercambiarse.
Sobre estos textos, referidos a la creación artística y al alumbramiento de seres, véase: TRÍAS, Eugenio: “Platón: la producción y el deseo”, El artista y la ciudad, Anagrama, Barcelona, 1976, pp. 25-52.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario