Madonna se entrega a cuarenta y cinco mil espectadores en su concierto de Barcelona; días antes, el grupo U2 reúne a casi doscientos mil devotos que comulgan con su "música" en dos ensordecedoras actuaciones en el Camp Nou; unos tres millones de fieles musulmanes se apretujan en el reciente peregrinaje en La Meca -mueren solo trescientos; mientras, el santuario chiíta de Khadimiya, en Bagdad, es asediado por más de cuatro millones que no regresan si no han tocado ni besado, entre las callejuelas medievales del barrio, la tumba del imán; en Madrid, unas setenta mil personas proclaman que Cristiano Ronaldo es dios durante su primera "aparición" pública; en Barcelona, cincuenta mil personas arrancan el césped del Camp Nou como una reliquia durante la "presentación" del futbolista Ibrahimnovic descendido del norte; ¿cuántas personas desesperadas han depositado ofrendas a las puertas de las mansiones de Michael Jackson antes de contemplar la retransmisión de su funeral, y comprar diamantes realizados con el carbono de mechones de su pelo? ¿cuatro o cinco millones? Algunos se inmolaron. Como se inmolan (Massa, esta semana; uno, esta vez) algunos pilotos de Fórmula Uno ante centenares de miles de espectadores extáticos. Por millones se cuentan los asistentes al reciente discurso del presidente norteamericano en Berlín. El verbo.
¿Alguien dijo que el siglo XXI era descreído, que el culto o la religión habían decaído?
Carla Bruni ¿se materializará en Barcelona?
No hay comentarios:
Publicar un comentario