Fotos: Tocho, agosto de 2020
Cuatro patios a cielo abierto, cuatro claustros más bien, tres de basalto y uno de piedra blanca, delimitados por muros ciegos, a los que se accede por estrechas escalinatas -los recintos no están a nivel del suelo: se alzan levemente del entorno pavimentado- dedicados a los arcángeles. Entre las cajas negras, una plaza arboladas con bancos de piedra.
En las esquinas del pórtico continuo de cada recinto, una bañera de piedra negra con un caño sencillo, para el agua de los pequeños jarrones funerarios. En el interior de los claustros, los nichos, señalados por lápidas, distribuidos en pisos, miran hacia un jardín recoleto verde en el que destaca una amplia pila de la que mana agua que cae, recogida por una acequia que rodea la base de la fuente.
Las formas, las proporciones, los materiales, las texturas o los colores, el rumor del agua, suscitan paz.
Sin embargo, los venecianos siguen prefiriendo el ajado cementerio cercano, alrededor de dos patios renacentistas carcomidos por la humedad.
El cementerio seguirá creciendo en una pequeña isla proxima.
Precioso.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
Cuando visité el Cementerio antiguo, desconocía la existencia de esta obra, muy hermosa, en efecto, y "tranquilizadora": se está bien, no se sabe porqué.
EliminarLa cuarta fase del proyecto va a extender el cementerio por una pequeña isla cercana, que se unirá a la isla principal mediante un puente.