Los japoneses, es bien sabido, cuidan la presentación de los regalos. Eso es lo que se enseña en primer curso de diseño y arquitectura: el cuidado de las formas, formas que son el objetivo de artistas y artesanos. No importa lo que fuere ni lo que costare la adquisición (o lo realizado con vistas a un regalo o un don), todo el tiempo necesario es dedicado, no tanto a la adquisición, sino al envoltorio. Papeles de cualidades, colores, y texturas distintos, cintas de tela, raso, papel y vegetales, flores frescas y secas, y toda clase de ornamentos y figuritas son enlazados a fin de componer algo así como un ramo delicado, que seexpande en el aire, que llena el espacio y el campo visual, cuyo placer consiste en ser montado y en ser recibido. Se regala aire, pues el aire es lo más etéreo, le menos banal o material posible. No se pueden regalar objetos comprados en un aeropuerto, simplemente envueltos en una bolsa de plástico. Quizá Oriente sea más "materialista".
Sin embargo, la importancia del envoltorio no ha sido desdeñada en "occidente". Así, se entiende la dura queja de Platón ante lo que considerada culto a la imagen, lo superfluo. No sólo ciudades portuarias, poco recomendables, como Corinto, célebre por sus prostitutas, rendían culto en el ágora, además de a la turbadora Afrodita -diosa de la belleza-, a una de sus sirvientas, Peito, la diosa zalamera de la Persuasión ,con la que marineros y comerciantes lograban traficar más eficazmente, vendiendo lo que no siempre podía venderse, sino que, al final de la edad clásica, el ágora se llenó de lo que Platón calificaba de vendedores de humo: los sofistas, amantes de la sabiduría (pero no sabios), expertos en defender convincentemente, ayudados por Peito, y por sus buenas palabras y maneras suaves y sigilosas, cualquier punto de vista. La verdad ya no era una sino múltiple, y dependía de la opinión (la doxa) de cada uno o, mejor, dependía de la capacidad de cada uno en exponer una "opinión", infundada, mas atractivamente desarrollada. Las maneras contaban más que las ideas. los sofistas, como los actores, se impusieron. Pues incluso la condena de Platón no alcanzaba a todos. Así, Platón sostenía que la verdad estaba al alcance de unos pocos, los filósofos, y que al resto de los ciudadanos había que contarles cuentos, distraerlos: el arte de los sofistas, excelentes cuentistas, era entonces necesario. Fascinaban.
La periodista Mónica Terribas ha sido nombrada directora de CatalunyaRadio. Cobra cuatrocientos treinta y cinco mil euros al mes, unos setenta y tres millones de las antiguas pesetas, es decir, algo más de seis millones de pesetas (treinta y seis mil euros) al mes. Su trabajo consiste en lograr que CatalunyaRadio sea líder de audiencia; que estemos todos pendientes de sus palabras y de las palabras y sonidos que controla. Se ha publicado que cobra más que el presidente del gobierno autónomo y que cualquier político, por relevante o alto que su cargo sea.
Esto está bien, y es lógico. Lo que cuenta no es lo que se dice o hace, sino cómo se dice -y ¡cómo lo dice (¿dice, susurra casi) la directora!-. Las buenas palabras son más valoradas que las palabras o las acciones justas. No importa lo que se persiga, mientras sea su comunicación sea seductora. Más que vencer se trata de convencer, de derribar resistencias, independientemente de los métodos empleados. La noticia sustituye al acto. La historia suple la Historia. El cuento, el mito, como milenios atrás, es más valorado -puesto que más efectivo- que el relato de los hechos. Los encantamientos de serpientes, las artimañas, las malas artes son obviamente más apreciados que los actos razonados y razonables, y que su enumeración "objetiva" -si es que esto es posible-. La épica, la poesía, la fábula, el teatro, la magia se imponen. Viva el mundo del arte, es decir, de la ilusión, lo ilusorio. La ficción, el cuento es lo que más se valora. Tenemos la suerte que vivimos (en) una época "fabulosa".
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¿Sofista? No seamos injustos; si acaso, sicofanta
ResponderEliminar... o vocera
ResponderEliminarAtentamente