“El ser humano es una unidad”
(Hipócrates, Sobre la naturaleza humana)
“Muchas cosas hay portentosas, pero ninguna tan
portentosa como el hombre; él, que ayudado por el noto tempestuoso llega hasta
el otro extremo de la espumosa mar, atravesándola a pesar de las olas que
rugen, descomunales; él que fatiga la sublimísima divina tierra, inconsumible,
inagotable, con el ir y venir del arado, año tras año, recorriéndola con sus
mulas. Con sus trampas captura a la tribu de los pájaros incapaces de pensar y
al pueblo de los animales salvajes y a los peces que viven en el mar, en las
mallas de sus trenzadas redes, el ingenioso hombre que con su ingenio domina al
salvaje animal montaraz; capaz de uncir con un yugo que su cuello por ambos
lados sujete al caballo de poblada crin y al toro también infatigable de la
sierra; y la palabra por si mismo ha aprendido y el pensamiento, rápido como el
viento, y el carácter que regula la vida en sociedad, y a huir de la intemperie
desapacible bajo los dardos de la nieve y de la lluvia: recursos tiene para
todo, y, sin recursos, en nada se aventura hacia el futuro; solo la muerte no
ha conseguido evitar, pero si se ha agenciado formas de eludir las enfermedades
inevitables. Referente a la sabia inventiva, ha logrado conocimientos técnicos
más allá de lo esperable y a veces los encamina hacia el mal, otras veces hacia
el bien. Si cumple los usos locales y la justicia por divinos juramentos
confirmada, a la cima llega de la ciudadanía; si, atrevido, del crimen hace su
compañía, sin ciudad queda: ni se siente en mi mesa ni tenga pensamientos
iguales a los míos, quien tal haga”.
(Sófocles: Antígona, vv. 332-361)
“No hay ningún hombre
feliz, sino que miserables
Son todos los mortales
que el sol desde lo alto contempla” (Solón, 12 -15D-)
“De todas las cosas la
mejor es no haber nacido
Ni ver como humano los
rayos fugaces del sol,
Y una vez nacido
cruzar cuanto antes las puertas del Hades,
Y yacer bajo una
espesa capa de tierra tumbado.” (Teognis de Mégara, Elegías)
“De los humanos
pequeño es el poder,
E inútiles los
propósitos y cuitas.
En la breve vida hay
pena tras pena.
Y la muerte
ineluctable siempre espera.
Porque igual porción
de ella reciben
Los valerosos y quien
es cobarde.” (Simónides de Ceos 2 -9D-)
“Es cuando ya no soy
nada que soy verdaderamente un hombre” (Sófocles, Edipo en Colona, 393)
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