viernes, 24 de octubre de 2014

Origen y función del arte





Como explican hoy Luis y Estela (Adán y Eva, el programa cultural de la cadena Cuatro), ya Vitrubio sostuvo que el arte tenía una función social. Gracias al arte, los eres humanos se hicieron humanos. Socializaron. A la lumbre del fuego, encendido, de noche en un claro del bosque, los humanos -u homínidos, aún- se acercaron. Se vieron las caras por vez primera, se descubrieron y empezaron a compartir. Se formó un corro -el primer corro, el primer coro-, y empezaron a hablar. El habla se desató ante el fuego. Intercambiaron conocimientos y experiencias. La primera comunidad quedó establecida. Las llamas y la columna de humo trazar un eje alrededor del cual se ordenó el primer espacio humano: un espacio alumbrado donde los humanos, ya humanos, aprendieron a organizarse. La vida en común -la "polis", esto es, el conjunto de los ciudadanos que se han dado unas leyes de convivencia-, el habla, la música, el teatro y el rito quedaron establecidos. Se intercambiaron manjares cocinados en la lumbre. Pudieron forjar útiles, ornamentos, fetiches y armas. Los temores se esfumaron. pudieron defenderse de sus miedos y de las alimañas. Se instituyó la diferencia entre el hombre y el animal (en cuyo grupo se ubicaron los bárbaros, quienes no sabían expresarse, desconocían las artes del fuego y, por tanto, vivían aislados, como los Cíclopes que Homero describió en la Odisea, incapaces de cohabitar, ni siquiera enfrentados, sino encerrados en sí mismos, sin saber intercambiar bienes e ideas): unos cocinaron, otros siguieron ingiriendo carne cruda; los humanos instituyeron leyes -siquiera para cuidar el fuego, sin el cual no podrían vivir como humanos, y deberían regresar a la condición animal-, que ordenaron hábitos y hábitats: espacios físicos y sociales. El fuego, al mismo tiempo ascendía al cielo. Los humanos levantaron la mirada: el claro que el fuego abría lo permitía. La bóveda era celeste y no estaba cubierta por la espesa copa de los árboles. Y se preguntaron quién moraba en lo alto, quien encend´ñia las estrellas y qué significan el tembloroso brillo de las mismas. ¿Acaso eran señales? Inventaron formas de comunicar con lo alto. Instituyeron ritos y crearon entes -fetiches, ofrendas, amuletos- para alzarse o para defenderse de potencias que se intuía eran superiores a las capacidades y fuerzas humanas. El arte, y la obra de arte (mágica), quedada instituido como un medio de comunicación con lo que no es humano: la noche y la luz. Bien lo sabían los agudos pensadores Luis y Estela. La novela es una forma de arte que se refiera al arte -trata de museos y de da Vincis- que permite, pese a la pereza que da leer -la lectura invita a la pereza, al abandono, al olvido de la vida diaria, de las preocupaciones que impiden la entrega a uno mismo-, establecer contactos, comunicar, comulgar y unirse. El programa Adán y Eva debería de obligada visión en escuelas y universidades.

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