sábado, 23 de mayo de 2015
ANDRÉ KERTÉSZ (1894-1985): DEFORMACIONES (DISTORTIONS, 1932-1933)
Los museos de arte moderno, cuando abordan el arte surrealista, no suelen mostrar la serie fotográfica, titulada Distorsiones o Deformaciones que el fotógrafo húngaro Kertész, de nuevo de actualidad gracias a una serie de exposiciones antológicas, realizó en paris en los años 1932 y 1933.
Esta serie se asemeja a las anamorfosis fotográficas de Salvador Dalí, la serie de dibujos, grabados y pinturas que Picasso realizó en Dinard a finales de los años veinte y, en general, las formas blandas surrealistas, de las que se inspira pero a las que también alentó.
Esta serie reproduce los reflejos en espejos deformantes de una pareja de modelos.
En ella, Kertész da razón a Platón cuando consideraba que los espejos deformaban la realidad -que, para Platón, no era la que nos envolvía, sino la que moraba en lo alto y emana de allí, el mundo de las formas (ideales). Pero Platón no consideró que esas formas, esos seres deformes tenían cabida en el mundo o, mejor dicho, constituían un mundo paralelo.
Seres y enseres deformes. El calificativo solo se aplica y tiene sentido si se tiene el mundo de las formas "conformes" en mente. En este caso, el mundo en o tras el espejo sufre por comparación con el que se halla ante el espejo. Pero si éste se olvida, el universo que el espejo revela aparece desconocido y tan o tan poco fascinante como el mundo habitual. Mundo desconocido, y alejado, que el espejo nos acerca.
Contrariamente al mundo de Alicia, que Lewis Carroll describiera -y que sin duda marcó el arte surrealista-, lo que Kertész muestra no tiene parangón con el mundo de cada día. Pronto, uno cesa de tratar de reconocer formas -miembros, cuerpos- y posiciones en el espacio, para aceptar la existencia de cuerpos singulares autónomos, que escapan a nuestros esquemas habituales, y a nuestros gustos. Cuerpos que, quizá, nos hagan ver, por comparación, la deformidad de las formas terrenales que hasta entonces habíamos juzgado perfectas.
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No lo conocía. Son cuerpos deformes pero resulta muy sugerente.Pasa un poco como con Bacon
ResponderEliminarYo también lo he descubierto recientemente. Es curioso pero los museos de arte moderno, que recuerde, no lo suelen mostrar.
EliminarNo sé si Bacon lo conocía, aunque sí sabía de las figuras hinchadas de Picasso de los años 20 que, a su vez, influyeron en este fotógrafo, y le hicieron ver el interés de los espejos deformantes.