lunes, 19 de agosto de 2019

Comunidad

Munus, en latín, era un sustantivo que tenía varios significados, bien entrelazados. Munus era, en primer lugar, una función, un cargo público. Este oficio, en el doble sentido de la palabra -una tarea institucional, y también manual, profesional-, se manifestaba a través de unos gestos, unas acciones. Se trataba de un trabajo que se tenía que cumplir, un deber. Una actuación que incidía en la vida pública, que afectaba, en principio para bien, la vida de las personas cercanas. Munus también designaba el fruto de dicha intervención, su resultado. Se trataba de una obra bien hecha. En este caso, munus era lo que "un" cargo entregaba a quienes le rodeaban y dependían de sus acciones y decisiones. Munus, por tanto, era un servicio público, y quienes lo realizaban eran servidores, personas serviciales: funcionarios al servicio de los demás, entregadas en la mejora de las relaciones entre miembros de una misma comunidad. Munus era un presente llevado a cabo y entregado por el una figura atenta (a las necesidades y requerimientos públicos). En tanto que aportación, munus era un regalo o un don brindado, graciosamente, por una figura pública (por ejemplo, juegos y espectáculos financiados y promovidos por estas personas escogidas).

Pero, en la antigüedad, un don no era gratuito. no era una gracia. Los dones se insertaban en un juego de ofrendas y recibimientos, que debían regularse y practicarse so pena de poner en peligro las relaciones tejidas por el tránsito constante de regalos y ofrendas que mantenían vivos los recuerdos, que recordaban la presencia de los demás, favorecidos o desfavorecidos. Los habitantes competían para saber quien era capaz de desprenderse de lo que tenía, es decir, quien tenía más. No se trataba de ser desprendido sin esperar nada a cambio. Por el contrario, quien ofrecía un don espera una contrapartida. Los que habían recibido un don se sentían deudores. Y tenían, pues, que compensar con un don aún mayor, dones que circulaban de mano en mano, permitiendo que todos los miembros pudieran disponer, en un momento u otro, de bienes recibidos durante un tiempo, antes de volverlos a poner en circulación, devolviendo el favor a quien lo había realizado en primer lugar.

Una comunidad era, así, un grupo que compartía unas cargas, haberes y deberes. Poseían, entre todos, unos bienes que pasaban de mano en mano. Cada miembro tenía la obligación de atender a los demás, sin quedarse con todo para siempre, sin acaparar nada. Los bienes solo se poseían un tiempo, antes de devolverlos a la comunidad. Se trataba de una asociación asistencial que compartía la abundancia y la miseria, sabiendo que nada se obtenía o se ganaba para siempre y que nadie quedaría desvalido permanentemente sin posibilidad de salir a flote.

Los miembros de una comunidad se ayudaban mutuamente -otra palabra derivada de munus-: eran capaces de ponerse en el lugar del otro, conociendo sus necesidades y sus aspiraciones. Una comunidad era una estructura que ayudaba a entenderse, aceptarse y ayudarse -sabiendo que toda ayuda no implicaba superioridad ni condescendencia sino la capacidad de simpatizar, sabiendo que un día, uno se encontraría en el lugar, en la misma situación que el otro, que compartirían bienes y faltas.

2 comentarios:

  1. En la sociedad que Homero describe parece que se ha dejado ya atrás el sentido de comunidad y todavía no ha llegado la de los hombres adinerados que hacen dones a la ciudad .En la Grecia de homero todo ocurre entre hombres prominentes ,guerreros ( también saqueadores y piratas ) que están continuamente intercambiando ,exigiendo o directamente robando riquezas para hacer ostentación su poder y obtener la fidelidad de los aliados. LLega a ser obsesivo. No recibir los presentes o la parte del botín correspondiente a la categoría social era la peor afrenta.Hasta la virtuosa Penélope arregla para obtener regalos de los pretendientes a los que está rechazando.
    En el episodio de los feacios el momento de recoger entre los nobles y entregar a Ulises lo que le “corresponde “ parece una transación comercial entre socios (mucho de eso habría entre las comunidades del mediterraneo ) o incluso el pago a un pirata mafioso para que no tome represalias.
    Los ”reyes devoradores de regalos “ a los criticaba Hesiodo

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    1. Muchas gracias por el comentario.
      Muy cierto.
      Los bienes se obtenían de botines de guerra, lo que obligaba a hacer la guerra de manera incesante.
      Los dones siempre eran a cambio de contrapartidas: dones entregados por quienes habían sido previamente agraciados, aunque estas contrapartidas podían esperar, incluso generaciones, hasta un nuevo encuentro.
      pero, desde luego, tanto en tiempos de Homero como en los tardíos del "imperio" marítimo ateniense, las relaciones de buena vecindad solo tenían lugar entre aristócratas.

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