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miércoles, 4 de septiembre de 2024
Entre Oriente y Occidente en Aquilea: obras en el Museo Arqueológico Nacional de Aquilea (Italia)
Testa de Apolo (Dios de la arquitectura en Grecia) - máscara de teatro - estela funeraria romanos, s. I dC
Retratos romanos, ss. I aC - II dC
Gemas (4-5 mm) y camafeos (2-4 cm) tallados romanos, s. I dC
Fotos: Tocho, Museo Arqueológico Nacional, Aquilea (Italia), septiembre de 2024
Aquilea tenía cien mil habitantes en el siglo tercero. Hoy apenas llegan a tres mil.
Fue capital del imperio. La destrucción por Atila fue tan sistemática que la planimetria de Aquilea se ha perdido para siempre. Solo se conocen y se reconocen fragmentos urbanos inconexos.
Aquilea fue fundada a principios del siglo II aC, como un puesto de defensa de la República romana, débil en este lugar debido a la confluencia de ríos que facilitaba la llegada rápida de tribus enfrentadas a los romanos.
Esta misma facilidad de acceso contribuyó a la prosperidad de Aquilea tras la consolidación de la República y su posterior conversión en imperio.
Aquileia jugó el papel que posteriormente tendría Venecia -fundada por habitantes de Aquiles huidos tras la destrucción de Atila: una centro de comercio internacional conectada con el norte de Europa y con el este del Mediterráneo y el próximo oriente. Artesanos y comerciantes norteños, sirios, judíos y egipcios se instalaron en Aquilea, comerciaban con esta ciudad y desde esta ciudad, y controlaban las redes comerciales sobre todo con el este del Mediterráneo.
La mayor prosperidad de Aquiles vino del debilitamiento de Roma en favor de Constantinopla. Aquilea actuaba de ciudad bisagra. Constantino residió en la ciudad, dispuso de un palacio imperial, y Aquilea llegó a ser capital del imperio romano occidental tras las destrucciones sufridas por Roma, hasta la llegada de Atila.
Los mejores tallistas de gemas de metales preciosos (Aquilea poseía una mina de oro cercana) y de ámbar (llegado de los países bálticos), venidos de Siria y de Judea trabajaban en la ciudad.
Los bustos revelan la confluencia del realismo etrusco y latino con la estilización más propia del imperio oriental: un insólito encuentro de realismo e idealismo, de naturalismo y de simplificación.
El hermoso y nuevo museo arqueológico nacional de Aquilea, el mejor museo arqueológico italiano desde el punto de vista de la museología y la museografía y la cualidad de los materiales de los soportes, da cuenta de la peculiar ubicación de Aquilea y del papel que jugó en el encuentro entre Oriente y Occidente.
No es casual que el arte paleocristiano más brillante, anterior al siglo V, se encuentre en ciudades de Judea (hoy Jordania) y de Siria, y en Aquilea, donde el arte del mosaico cristiano ha dejado extensas muestras, halladas a principios del siglo XX, debajo de intervenciones medievales y de ruinas, que no desmerecen de los mosaicos jordanos. Los motivos de los mosaicos imperiales paganos tardíos pudieron ponerse al servicio de la iconografía cristiana sin dificultades ni alteraciones.
Hoy, Aquilea queda fuera de los circuitos turísticos y culturales.