sábado, 14 de junio de 2014

CHEN ZHEN (1955-2002): UN VILLAGE SANS FRONTIÈRES (UN PUEBLO SIN FRONTERAS, 2000)


















Chen Zhen: Beyond Vulnerability (Más allá de la vulnerabilidad, 1999)









Chen Zhen: Un village sans frontières (un pueblo sin fronteras, 2000)

Una vela que se apaga: una metáfora de la muerte. La llama se extingue y la vela enhiesta se dobla, como un girasol al caer la noche.
Somos velas. Damos calor e iluminamos hasta que un golpe, de viento de fortuna, nos extingue.

Somos también nuestro hogar: éste nos expone, nos representa y nos protege, o debería hacerlo.
El artista chino Chen Zhen, a la que se le recuerda hoy en una muestra en París, construyó modelos de casas con velas de colores, como si fueran casas de juncos. Son casas en miniatura, casas modélicas, ideales. Frágiles como las velas que son y que albergan. La relación ancestral entre hogar y fuego, y entre humanos y hogares se sintetiza en las frágiles construcciones que velas o humanos de pie constituyen.

Somos humanos porque estamos en un lugar, porque aunque seamos unos nómadas, tenemos un lugar en la tierra. Podemos asentarnos. Una casa es una sede, nuestra sede, que permite que descansemos, nos sentemos por un tiempo, nos asentemos quizá para siempre, sobre nuestros antepasados que reposan en la tierra.
Un pueblo sin fronteras es una instalación de este artista fallecido dos años más tarde. Modelos de casas hechas de velas, nuevamente, descansan sobre taburetes, todos distintos, escogidos por noventa y nueve niños, con una vida por delante. Pero los sólidos taburetes, de patas inclinadas, bien asentados, cuelgan de la pared, como ex-votos, o como unos difuntos. Han perdido asiento. Flotan entre el cielo y la tierra, suspendidos en el vacío.

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