domingo, 16 de febrero de 2020

Begastri (ciudad íbero-romana)








Fotos: Tocho, febrero de 2020


Altozano de orfila, una hermosa piedra volcánica verde oliva; pulida, brilla, como una piedra preciosa.
La loma, alta, domina la fértil vega hacia el norte y se recorta contra la sierra que, al sur, mira hacia Granada.

Sobre aquél, un yacimiento ya ocupado durante el Neolitico, construido, ocupado y fortificado por los íberos -con una compleja puerta de entrada, paralela a la muralla, defendida por una torre, y una planimetría ovalada característica del urbanismo íbero- conquistado por Roma. 

La ciudad, bautizada Begastri, poseía en lo alto un templo dedicado a Júpiter Optimo Máximo, y se alimentaba por uno de los acueductos más largo de Hispania, aún en uso -las huertas regadas son creaciones romanas, no árabes.

En época Romana tardía, los edificios se ornaban con columnas salomónicas, y fustes de porfirio alejandrino procedente de canteras al servicio exclusivamente de la corte imperial.


Tomada por los visigodos, convertida al cristianismo (una de las primeras ciudades romanas hispánicas cristianizadas; conserva la cruz más antigua de Hispania, del siglo VI), se enfrentó al emperador del Imperio Romano oriental (o bizantino) Justiniano, antes de ser tomada por los árabes y lentamente decaer y desaparecer en la Edad Media. No fue ocupada más.


Los sillares de los muros ciclópeos de la muralla sirvieron para construir el centro barroco del pueblo de Cehegín, entre Murcia y Granada, uno de los diez pueblos más hermosos de España.

Gracias a la invitación del profesor D. Salvador Ruiz de Maya, de la Universidad de Murcia, para impartir una charla en el centro cultural de Cehegín, y a las detallada visita del yacimiento, comentada por D. Francisco Peñalver, a quienes agradezco la generosa acogida, pude conocer esta ciudad íbero-romana de la que no tenía noticias.

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