sábado, 9 de marzo de 2024

El palacio de Arrakeen (Arrakis, Dune, siglo 101)







Quienes hayan conseguido ver la recién estrenada interminable película Dune 2, de Denis Villeneuve, hasta el final, se habrán fijado en un recurso escenográfico habitual: utilizar la arquitectura mesopotámica para evocar construcciones imperiales imposibles: en concreto, reproducir un zigurat, una pirámide escalonada, con siete niveles, que hacía las veces de base de un capilla ubicada en lo alto. El zigurat mesopotámico, situado hoy en medio de un desierto, es un volumen  macizo, cerrado, atravesado por una escalinata que asciende, recta hasta la cumbre. El ser humano empequeñece a su vera y el ascenso hacia la parte superior que parece infinitamente más alta de lo que es debido a la forzada perspectiva que producen los lados de la pirámide.

Pese a estar construida con ladrillos de adobe, la arquitectura mesopotámica, caracterizada por palacios descomunales tardíos, neo-asirios, y por imponentes cuerpos ciegos que dieron lugar al mito de la Torre de Babel, símbolo de la desmesurada, peligrosa ambición humana que ponía en peligro la estricta organización espacial y jerárquica del mundo, ha solido servir de inspiración para proyectar edificios en ciudades imperiales distópicas, marcadas por la tiranía y la violencia, ya fuera en el Los Ángeles en 2019, que retrató la película Blade Runner en 1989, o la ciudad de Arrakis, proyectada por el decorador canadiense Patrice Vermette (1970) en la elefantesca Dune de hoy mismo.

El palacio de Arrakeen está supuestamente construido no con ladrillos, sino en hormigón, un guiño al brutalismo y al grupo de arquitectos de los años setenta del siglo pasado Superstudio. Pocas veces el nombre de brutalismo ha estado tan acertado. Las referencias a la obra del arquitecto de Hitler, Albert Speer también son perceptibles.

La arquitectura monumental mesopotámica no se libra de asociaciones siniestras, ya claramente enunciadas en la Biblia.

Patrice Arquette ha comentado, en una cita publicada por todos los medios: 

“ There’s also influence from Egypt, from Mesopotamia’s ziggurat architecture, from Aztec architecture and from World War II bunkers”



Nota: 

sorprende el éxito de la saga novelesca Dune, de Frank Herbert, de los años sesenta y setenta del siglo pasado, frente al del poema modélico sobre una sociedad distópica como es el espeluznante Apocalipsis de Juan: la bestia, en el texto bíblico, es incomparable con las gigantescas lombrices del desierto 

2 comentarios:

  1. ¿Dices entonces que debería leerse más el Apocalipsis de Juan que el Dune de Herbert?

    En las Star wars originales hay muchas referencias arquitectónicas al norte de África, para señalar lo "extraño", lo "diferente".

    Saludos,
    J.

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    1. Quería decir que la calidad literaria y la capacidad evocadora de un universo fantástico, la imaginación desplegada en el Apocalipsis, sea quien sea quien escribió este texto corto es insuperable y ha alimentado la literatura y las artes plásticas desde entonces. Desde luego, un texto que supera cualquiera que evoque el futuro del mundo.

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