sábado, 13 de julio de 2024

La historia de la universidad en Barcelona (ss. XV-XXI), parte I


 Estudiantes universitarios, finales s. XIV , Museo Cívico Medieval, Bolonia (Italia)


Tras la devastación europea, un siglo más tarde de la caída del imperio romano occidental, a finales del siglo VI, rota la administración del territorio y el cultivo de los campos, asolada por epidemias y hambrunas, tan solo temporalmente frenada por la recuperación parcial del imperio por Justiniano (emperador romano oriental), Europa se estabiliza política, cultural y económicamente con el emperador Carlomagno, en el siglo IX.
La estabilización se acentúa pasado el primer milenio, y ve, por vez primera desde el fin del imperio romano, la recuperación, no ya del poder imperial o real, sino municipal. Las vías de circulación comercial son más seguras, la agricultura se recupera, las hambrunas disminuyen, y la inseguridad ya no es un obstáculo para el restablecimiento de contactos comerciales, culturales y políticos entre reinos, clanes nobles y repúblicas.

Mas, frente al regreso del derecho romano o Justiniano, que pauta las relaciones humanas y comunitarias, dos nuevos peligros para la integridad territorial y comunitaria despuntan: el gran cisma religioso que divide, en el siglo XI, Europa entre la iglesia cristiana de oriente, caracterizada por la consideración del dios cristiano como un dios monarca, u la iglesia cristiana occidental, que defiende a un dios más humano que divino. El enfrentamiento entre el poder secular del emperador del Sacro Imperio Germánico, creado por Carlomagno, que se extiende por el centro y el norte de Europa -y se presenta como la revitalización del Imperio Romano occidental- y el poder religioso papal -con amplios dominios territoriales en el sur de Europa, en la península itálica, sobre todo-, que creó bandos enfrentados en el seno mismo de las ciudad ( como el célebre y mortífero conflicto entre güelfos que defendían al Papa, y los guibelinos proclives a apoyar el emperador, que recorre la trágica historia de Romeo y Julieta), amenazaba de nuevo la cierta unificación y pacificación territorial europea.

La gestión de ambos rasgos -las nuevas relaciones profanas y sagradas comunitarias o ciudadanas- requería nuevos conocimientos del derecho civil (el derecho romano) y del derecho canónico forjado desde los primeros concilios a finales del imperio romano occidental. La necesidad de doctores en ambos derechos, que pudieran legislar sobre las relaciones materiales y espirituales, evitando o disminuyendo conflictos, se hizo evidente. 

La ciudad italiana de Bolonia jugó un papel decisivo mediador en las conflictivas relaciones entre el emperador y el papal, el poder secular y el poder espiritual. Ubicada en un punto fronterizo entre ambos dominios, y habitada por un gran número de jóvenes atraídos por su carácter liberal, la ciudad decido crear unos potentes estudios superiores de derecho canónico y secular o civil, que ayudaran a desactivar enfrentamientos, a partir de la aplicación de leyes romanas de probada eficacia durante el primer milenio. Nacía así el llenado Estudio General de Bolonia, probablemente la primera universidad mundial, a finales del siglo XI.

El Estudio General (Studium Genérale, es así como se ha sólido denominar a la Universidad hasta el siglo XVIII, hasta la revolución napoleónica), no fue el primer centro de estudios superiores que hubiera existido. Centros muy especializados en el estudio de cuestiones religiosas, científicas y filosóficas existieron en la India desde el segundo milenio antes de Cristo, en Babilonia, en santuarios egipcios, en la ya muy posterior biblioteca alejandrina. Los imperios maya o chino, entre otros, poseían centros de formación de escribas con conocimientos superiores de matemática, astronomía , arquitectura y literatura que no estaban al alcance de todo el mundo. Los estudios, los conocimientos de escuelas como la  pitagórica, la sáfica, la délfica, la academia platónica, el liceo aristotélico (por mencionar solo centros célebres de la Europa occidental y central), no han sido superados en algunas cuestiones y siguen alimentando ciertos conocimientos universitarios. No se pueden obviar, al menos.

Pero todos estos centros, muchos asociados a templos, al igual que las escuelas propias de monasterios y catedrales en la Europa de la Alta Edad Media, hasta el siglo XI, no eran de acceso fácil. 
Y, por otra parte, los estudios de un centro no eran homologables con los de otras casas del saber. 
Eso no impedía que letrados viajaran de un centro a otro. Los sacerdotes del templo de Jerusalén se formaron en las bibliotecas babilónicas. La leyenda cuenta viajes de Platón a Egipto, a la India incluso. Seguramente no se produjeron. Pero su narración no era juzgada como imposible o fantasiosa. 

La radical novedad introducida por el Estudio General de Bolonia, cuya fundación fue seguida casi inmediatamente a continuación por los de París y Oxford, y Toulouse, fue la equiparación de los estudios en distintos Estudios. Estudios de aplicación universal.

Todos los Estudios requerían una doble aprobación: secular (real o imperial, salvo excepciones en territorios republicanos o comunales), y religiosa. Una orden política (un privilegio real, por ejemplo) y una bula papal eran requisitos para que unos estudios superiores se consideraban homologables.
Dicha homologación implicaba que un estudiante podría llevar a cabo su educación en distintos centros europeos, completando determinadas enseñanzas en los Estudios Generales los que impartían los mejores docentes. 
Cada Estudio General europeo se especializó. París brillaba por los estudios de teología; Montpellier, de Medicina. Pero los programas de cada Estudio General eran semejantes y equivalentes, y todos impartían unos mismos estudios: artes liberales, matemáticas, medicina, derecho civil, derecho canónico, y teología: un estudios largos, de unos seis a diez años, en función de la especialidad, culminamos por magisterios (“masters”) y doctorados; cursos que exigían plena dedicación, teóricos y prácticos, y que recurrían a saberes reglados clásicos, cristianos, judíos, islámicos y babilónicos. 

Los Estudios Generales se convirtieron en centros donde se formaban, no la élite militar o económica europeas, ni tan siquiera solo intelectual (religiosa y filosófica) sino también práctica (médica y especialistas en abogacía). La vida, las relaciones culturales y políticas, en Europa, cambiaron para siempre (casi siempre para bien, aunque las excomulgaciones no andaban lejos cuando los estudios abordaban cuestiones de derecho canónico, filológicas, incluso médicas, lo que, por otra parte, mostraba la agudeza e incidencia de los estudios e interpretaciones).

Mientras, ¿qué ocurría en los territorios sureños de la cada vez más conquistadora Corona de Aragón?

Abordaremos la cuestión en una segunda de cuatro partes dedicadas a la historia del Estudio General de Barcelona

Esta historia se expondrá en una exposición (cuyo título provisional es Casas del saber)  y una publicación que está preparando el Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona,  gracias a la dirección del director Joan Roca, la conservadora Mónica Blasco y el historiador Ramón Pujadas, y la colaboración de las universidades de Barcelona y de la Politécnica de Cataluña, para el mes de mayo de 2025. 

La iniciativa surge de UPCArts, liderada por Carme Fenoll, el MUHBA, y la UB y UPC, que ha dado ya como primer resultado un congreso internacional en marzo de 2023, con un comité científico de estudiosos del MUHBA, y las universidades UPC, UB, UPF, UAB y URL, financiado por el MUHBA y el Ayuntamiento de Barcelona, cuyas actas en prensa como catálogo de la muestra (a la que un folleto o breve publicación también acompañará).


2 comentarios:

  1. Excelente escrito estimado Pedro. Sólo por si consideras pertinente se podría publicar la siguiente anécdota: Al ser el Estudio General de Bolonia el primero de Europa, hubo una avalancha de estudiantes para cursar sus estudios y la ciudad al no estar preparada para acogerla por falta de residencias u hospedajes, resulta que al ciudadano de Bolonia que acogía un estudiante en su casa se concedía un plus de voladizo sobre la vía pública de la edificación que ocupaba.

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    1. ¡Muchas gracias! Lo desconocía. Una nueva muestra del impacto de la universidad en la organización o forma de la ciudad. Explica la tan peculiar característica de la ciudad -que la hace fascinante

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