lunes, 18 de febrero de 2013

SOMORROSTRO (BARCELONA): QUÉ DIVERTIDO

"LA IRONÍA DE LA "MARCA BARCELONA".

20 años después de los Juegos Olímpicos de Barcelona, la visita guiada La ciutat irònica. Barcelona en clau d´humor se realiza a través del paseo Marítim para hablar, e ironizar, sobre la marca Barcelona. Los asistentes descubrirán cómo los Juegos supusieron la construcción de macrocomplejos y hoteles para sustituir elementos tradicionales de la ciudad como los chiringuitos de la Barcelona o las barracas del Somorrostro, que no eran suficientemente "guay""

(El Periódico, 18 de Febrero de 2013, p. 58)

Si serias agencias de viaje proponen excursiones a centros de tortura en Uganda, antiguos campos de batalla minados en Iraq, o a terrenos mortalmente contaminados en Chernobyl, amén de paseos por barrios amenizados desde lo alto por franco-tiradores, pagar 7,40 euros (para socios) para visitar un antiguo barrio de chabolas en Barcelona es una minucia.

Pero para poder disfrutar más de la divertida excursión, cabría quizá añadir que las chabolas de Somorrostro, situadas en la playa de la Barcelona -que no dudo fueron unos "elementos tradicionales de la ciudad" y, por tanto, objeto de nuestros lamentos por su desaparecido tipismo-, no fueron, sin embargo, derribadas para o por los Juegos Olímpicos de 1992, sino casi treinta años antes (en 1966).
Posiblemente constituían el peor y más insalubre barrio de chabolas de Europa (eso debe de ser muy emocionante). Fue creciendo a medida de los desplazamientos de habitantes, venidos del sur y del oeste de España, para trabajar en condiciones inhumanas, por casi nada, en las poderosas fábricas textiles e industriales de la periferia de Barcelona, pertenecientes a la alta burguesía, bien situada políticamente -mandaba el dictador general Francisco Franco, pero quizá no se recuerde-, de la ciudad.
Se hallaban al pie y al final del Paseo Marítimo. Éste, un paseo elevado sobre la arena, terminaba abruptamente a la altura del Hospital del Mar. Desde el "balcón" que formaba, al final del paseo, se podía contemplar, a salvo, un paisaje dantesco.

Es, sin duda, una verdadera pena que tanta tradición haya desaparecido.





















2 comentarios:

  1. La añoranza del paraíso perdido. ¡Cómo se confunden los términos! Todavía hay quien cree en el buen salvaje.

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  2. No sé qué pensar. Supongo que se piensa que todo lo del pasado es mejor, se asocia miseria y tipismo -lo que revela un sorprendente desapego por la vida urbana, reivindicando (para los demás) un supuesto íntimo contacto o apego por la tierra, es decir, el lodo-, y no se quiere ver que costumbres, modos y formas de vida son creaciones o acciones (voluntarias o en este caso, sin duda, padecidas) que pueden y deben ser modificadas. So nos "naturales" ni celestialmente ordenadas.
    Es curioso que no se acepte que, para bien o para mal, de aquí a cincuenta años habrá quien reivindique como forma típica merece cero de ser conservada los absurds rascacielos de la desolada área del Forum de Barcelona.
    Como sí el tiempo convirtiera lo más ínfimo y degradante en interesante.

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