miércoles, 3 de diciembre de 2014

DIRK BRAECKMAN (1959): I.N.T.E.R.I.O.R.E.S





































Algunos exteriores: cabañas, fachadas gastadas de edificios de viviendas públicas construidos en los años setenta en algún país norteño y gris, reflejadas en aguas encharcadas; mas, la mayoría de las fotografías del belga Dirk Braekman reflejan interiores, vacíos aunque han estado ocupados; se intuyen presencias. Vidas marginales, también. Todos los elementos que evocan el final de los benditos años sesenta se conjugan: telas, colchas, cortinas y moquetas sintéticas, luces frías, paneles de aluminio, sillones de "skai" (o piel sintética), maderas oscuras y brillantes, vidrios esmerilados que uno imagina amarillentos. Contrastan con alfombras persas y lámparas de araña, todas de mercadillo o de una gran superficie, y paredes cubiertas de telas abarrocadas demasiado brillantes. Parecen decorados de películas de serie negra, o de moteles dudosos. Braekman se fija en la pelusilla, en los brillos falsos, las luces cegadoras, y en las zonas en sombra en las que la luz no ha alcanzado -y quizá sea mejor que no lo haga- desde hace tiempo. Habitaciones seguramente polvorientas y mal ventiladas -Braekman logra que la descripción detalle lo que, en verdad, no se ve nítidamente o en absoluto-, descansillos, salas de espera, y una sala de baile de la que ya tan solo cuelgan bombillas amarillentas. La cámara se acerca a gruesos cortinajes, que no se sabe si esconden o quieren evocar una ilusoria sensación de espacio doméstico.  Retrato lechos que parecen campos de batalla, desde un punto de vista tan bajo que ocupan casi toda la imagen, dejando entrever tan solo los límites de la sala y el resto de los enseres, reducidos a sombras, que la pueblan.

Quizá la mejor fotografía sea la que muestra una pantalla de televisor, plana, paralela al plano de la imagen. Apagada, brilla pero no refleja nada. Es gris y moderna. Da frío. O grima.

Pictorialista en exceso -David Lynch es un referente, pero el primer Scorsese no está lejos-, seguramente, pero capaz de componer interiores desasosegantes porque se adivina que, pese a su desaseado aspecto, han sido ocupados recientemente -y escenario de no se sabe que acciones que es mejor no recordar.

Véase la siguiente página web.

Braekman expone en la sala Le Bal de París hasta enero de 2015 (Mes de la Fotografía 2014).

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