En 2000, el renacido Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona organizó una exposición titulada Diosas. La imagen femenina en el Mediterráneo antiguo.
La exposición mostraba estatuillas femeninas (estatuillas de culto, ofrendas funerarias, amuletos, juguetes, etc.) de diversas culturas mediterráneas, entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, rocedente de un gran número de museos europeos y del Próximo Oriente En algunos casos, las efigies representaban a divinidades conocidas (Asherat, Afrodita, Venus, etc.), pero en la mayoría de los casos eran imágenes anónimas que revelaban un culto popular.
La muestra venía precedida por una breve selección de estatuillas paleolíticas, llamadas esteatopigias (es decir, con formas "exageradas" -según nuestro canon-, caderas, muslos y senos, así como los órganos sexuales, bien visibles), formalmente parecidas a figuras muy posteriores, de la Edad del Bronce. Se desconoce cuál era la función, el sentido o el uso de esas figuras, tradicionalmente asociadas a contextos funerarios, o evocadoras de un culto a la fertilidad, no demostrado.
El Museo de las Antigüedades Nacionales de Saint Germain-en-Laye (Francia) prestó, en un gesto insólito e inesperado, cinco estatuillas paleolíticas, talladas en diorita (una piedra durísima): cinco obras maestras prehistóricas.
La sorpresa, amén del préstamo concedido, fue el valor de cada figura para el seguro: dos cientas mil pesetas (200000 pesetas, hoy mil doscientos euros:1200 euros). Han pasado veinte años. Hoy, el valor de cada pieza, rondaría -si se mantuvieran las tarifas- unos dos mil euros (2000 euros) apenas.
El valor era tan bajo que el Museo Municipal pudo asumir, un hecho excepcional, el coste del seguro y transporte de estas cinco figuras.
El artista norteamericano Jeff Koons, autopromocionado como el artista más caro de la historia, con permiso del inglés Damian Hirst, acaba de presentar una escultura que reproduce, a tamaño gigante, como si se tratara de un hinchable, realizado en aluminio rojo brillante, la famosa Venus paleolítica de Lespuge, una talla de marfil de catorce centímetros -que no se incluyó en la exposición antes citada, Diosas, porque las piezas de marfil no pueden viajar.
Esta escultura de Koons se ha vendido; por ocho millones de euros (8 000 000 euros).
Las figuras paleolíticas se tallaban con útiles de piedra. Piedra contra piedra. El diminuto tamaño de las figuras exigía una precisión, una atención, una "mano" excepcionales, amén de capacidades de síntesis para conformar figuras antropomórficas reconocibles y, sin embargo, dotadas de "personalidad" propia. No eran "meros" reflejos de personas de carne y hueso, sino estilizaciones imaginativas.
El taller altamente especializado que ha fabricado, a máquina, la estatua de Koons, técnicamente impecable, ha tardado ocho años hasta dar con el brillo, el pulido perfecto.
Esta estatua, que reproduce una talla paleolítica agigantada, cuesta cuatro mil veces más que aquélla.
PS: Para Victoria Garriga
Una sociedad que fomenta despropósitos así merece extinguirse.La figurilla del paleolítico transmite algo pero la copia contemporánea (ni siquiera creo que sea una buena copia ) es como una especie de dibujo en 3D de Mazinguer ,frío como un robot y con un color que invita a cualquier cosa menos a mirarla
ResponderEliminarLo más curioso es que la vulgaridad es reivindicada por Koons como un “valor” del que es consciente y que defiende, no tanto para criticar el gusto popular sino para satisfacerlo.
EliminarEl resultado es una obra indiferente, anodina, en la que el aumento de tamaño neutraliza la tensión, la “fuerza” y el “misterio” del pequeño original.
No es ni siquiera un horror, es simplemente banal, como bien dice