Fotos: Tocho, Ciudad del Vaticano, diciembre de 2023
Tras años de restauración, el llamado Brazo Nuevo del Museo Chiaramonti de la Ciudad del Vaticano, ha reabierto, dotándose de un gran lucernario cenital que recorre todo el eje central del museo. Enteramente rehabilitado, tanto el pavimento formado por grandes mosaicos bicolores romanos, como las bóvedas de cañón y todas las estatuas clásicas, y aún poco visitado, expone una de las mejores colecciones de esculturas marmóreas romanas, todas de grandes dimensiones, que representan a dioses y héroes, así como a emperadores y familias imperiales.
Cuenta la arquitecta y novelista española Inés Vidal, que a diferencia de la inexpresividades de la estatuaria Romana provincial, como la que se puede hallar en museos arqueológicos españoles, en las que los rostros son intercambiables, las estatuas desenterradas en Roma, a menudo procedentes de posesiones imperiales, tienen la capacidad, sin duda paradójica, de dotar de una imagen individual, personal, de unos rasgos propios, muy humanos, a las efigies divinas, por definición distantes y alejadas de los sentimientos humanos. En ocasiones es difícil saber a simple vista si contemplamos la figura de un dios o de un héroe, o la imagen de un humano.
En cualquier caso la variedad y calidad de las estatuas clásicas expuestas en el museo Chiaramonti remozado contradice el tradicional juicio estético de la estatuaria Romana, considerada pesada y reiterativa. Son figuras modélicas, ajenas a preocupaciones humanas, pero éstas no les son desconocidas. Si se mantienen a distancia no es porque no las conocen ni quieren conocerlas, sino, por el contrario, porque saben que si no se contuvieran o las contuvieran, quedarían anegadas por éstas, puesta en evidencia su muy humana divina condición .
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