Lorna Salim fue una pintora inglesa, recientemente fallecida, discretamente olvidada en vida, que dedicó los últimos sesenta y un año de su vida, instalada en Bagdad ya en 1950, a mantener el recuerdo del escultor Iraqi Jawad Salim, su marido -ambos formados en el Reino Unido-, autor del Monumento a la Libertad, en la plaza Tahir de Bagdad y hoy símbolo de la ciudad, cuyo sistema constructivo ella ideó y que concluyó, tras el inesperado fallecimiento de aquél.
Dio clases de dibujo artístico en el departamento de arquitectura de la escuela de ingeniería de la universidad de Bagdad a principios de los años 60.
Sus vistas urbanas solitarias, acentuadamente horizontales, pintadas al óleo sobre tabla, de un metro de largo aproximadamente, retratan calles de barrios tradicionales de Bagdad, conformadas por casas de madera otomanas, de un solo piso, dotadas de balcones y galerías de madera, y recoletos jardines salpicados de palmeras, y que hoy desaparecen bajo la vorágine del muro cortina.
Lorna Salim fue la gran retratista de la arquitectura y de la luz ocre de Bagdad, la ciudad más hermosa y desaseada del Próximo Oriente, una ciudad insertada en un extenso oasis cruzado por el río Tigris.
Agradezco a la profesora doctora Ghada Siliq, arquitecta, de la Universidad de Bagdad, el dato sobre la docencia de Lorna Salim
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