viernes, 29 de septiembre de 2023

La ciudad ingrata


Escultura hinchable, titulada Corazón secreto (¿secreto?), prestada estos días para conmemorar el día de la cardiología.

Impacientes por la posible escultura, de tamaño semejante, para el día de la gastroenterología -o de la ginecología….


 “  Y se quejó: en Barcelona tengo que ser Gaudí y el conde Güell”, en referencia a que si en esta ciudad podía verse algo del último Plensa es porque él, además de crearlo, lo había regalado.”

Cuánta razón tiene el escultor Jaume Plensa y qué ingrata es la ciudad que no reconoce a sus más sublime artista.

Aparte de dos grandes conjuntos escultóricos de los inicios, ubicados en el espacio público, en los últimos años, este artista sólo ha podido  disponer en la ciudad de una cabeza descomunal ante el Palacio de la Música, otra, más grande aún, ante la Pedrera, ocupando toda una esquina, una tercera en los tejados de dicho edificio, dos exposiciones antológicas, unas rejas móviles  en el Liceo de Barcelona, una escenografía y una dirección operísticas, un encargo de una modesta escultura de cincuenta y dos metros de altura, ubicada en el mar (encargo que aún no ha llegado a buen puerto, nunca mejor dicho), y dos esculturas al menos en hospitales públicos, sin contar esculturas en la vecina ciudad de Sant Just en el área metropolitana.

Con la cantidad de plazas, parques, esquinas, aceras y rotondas en Barcelona que podrían acoger al menos una escultura monumental para reparar el abandono al que se somete este artista de obra tan variada.

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