lunes, 2 de diciembre de 2019

La paradoja de la iconoclastia







La iconoclastia es una acción -y un sentimiento: una acción destructiva, que se ensaña con las imágenes, a menudo naturalistas, casi siempre religiosas, y un sentimiento de temor ante la posible animación de la imagen, que podría interferir con la vida "real", lo que lleva a una oposición violenta ante la presencia de la imagen (pintura o estatua), y a su eliminación o neutralización, para impedirle estar "viva".
Este fenómeno de reacción violenta ante las imágenes se ha dado y se da en todas las culturas y épocas. Parte del presupuesto que las imágenes pueden animarse, imbuidas del poder de la persona representada, o por el contrario, pueden afectar la omnipotencia, la grandeza de la figura figurada, "reducida" a los estrechos límites de una figura pintada o esculpida de pequeñas dimensiones, en todo caso de dimensiones incomparables con la desmesura, la infinitud de la divinidad circunscrita en la obra.

Existen muchas imágenes, casi siempre pintadas o dibujadas, medievales o clásicas, que muestran la destrucción de imágenes (pinturas o estatuas derribadas o mutiladas).
En estas imágenes documentales, como podemos ver en la última ilustración, nos encontramos con una dificultad a la hora de interpretar la escena: es difícil o imposible saber si se está destruyendo una Crucifixión (una talla de madera, por ejemplo) o se está hiriendo a Cristo crucificado. La destrucción de una pintura, fácilmente reconocible, no se distingue de la destrucción de la estatua -o de la mutilación de la divinidad.

En todo caso, la destrucción de la imagen se documenta, se prueba a través de una imagen. Esta imagen incluye la imagen de la divinidad, o la imagen de la imagen. En el primer caso, por tanto, la imagen documental debería destruirse porque incluye una efigie religiosa (que debe ser proscrita partiendo del presupuesto que toda imagen, siempre limitada -imagen en la que se delimita la figura de una persona-  atenta contra la grandeza y complejidad de la persona figurada).
Si la imagen documental no se destruye, significa que lo que pretende demostrar -las imágenes deben ser destruidas- no es cierto, porque aquella no se destruye. Si no se destruye una imagen que documenta una destrucción, pese a que incluye una imagen religiosa, ¿por qué se deberían destruir todas las efigies religiosas?
Si, por el contrario, se destruye la imagen documental, se destruye la prueba de la destrucción, la prueba que la destrucción que tiene que llevarse a cabo ha tenido lugar, por lo que queda la duda de si las imágenes han sobrevivido -imágenes cuya mera presencia es nociva, pues atenta contra "la imagen" que nos hacemos de la divinidad.

La iconoclastia no se puede mostrar; por lo que no se puede demostrarse; no cabe lógicamente ninguna imagen que atestigüe que las imágenes deben ser destruidas. Ante esta ausencia documental, ante la ausencia de pautas de conducta ante las imágenes, no sabemos qué hacer, cómo comportarnos. Por lo que las imágenes quedan o deberían quedar a salvo.
La iconoclastia no puede tener lugar, no tiene sentido porque no se puede producir ninguna imagen que certifique que la destrucción ha tenido lugar o tiene que tener lugar. La iconoclastia no tiene "sentido", porque no se puede enunciar, reflejar. Es una acto fantasmagórico, que no puede dejar traza alguna, porque dicha traza ya es una imagen (que refleja la presencia de una imagen religiosa sometida a destrucción -destrucción que no se puede llevar a cabo porque es un acto que no deja huella). 

domingo, 1 de diciembre de 2019

No harás estatua, ni imagen alguna...





El dimarts 3 de desembre a les 17h s'imparteix la Lliçó Inaugural del curs 2019-2020 a la Sala Petita de la Llotja (seu de Sant Andreu).
La lliçó inaugural, que porta per títol "No harás estatua ni imagen alguna..." anirà a càrrec de Pedro Azara

No harás estatua, ni imagen alguna...
Las imágenes asustan: muestran o encarnan ideas y figuras invisibles, que se inmiscuyen en los asuntos humanos.
Pero tampoco podemos vivir sin ellas. Depositamos nuestras esperanzas en ellas y guardan el recuerdo de lo que perdimos.
Entre el temor y la esperanza, la adoración y la destrucción, nuestra relación con el arte ha sido y es compleja, acentuada por la concepción del artista como una figura mágica o sobrenatural, deseada y temible, en muchas culturas, ayer y hoy, y por la concepción de la obra de arte como un ente quizá vivo, e influyente.

Dioses y hombres (en la colección de la Villa Getty, Malibú, Los Ángeles)


Testa de Ptolomeo IX, Alejandría, Mármol, s. I aC



Testa de Alejandro, Grecia, Mármol, s. IV aC




Testa de Hephaistión, amigo (¿amante?) de Alejandro, Grecia, Mármol, s. IV aC






Dos testas de diosas, Grecia, Mármol, s. V aC




Fragmento de testa de diosa, Magna Grecia, Terracota, s. V aC




Retrato de El Fayum, Egipto, s. I dC

LADJ LY (1980): 365 JOURS À CLICHY MONTFERMEL (2007)



Documental sobre una revuelta en una "ciudad nueva" en la periferia de París en 2005 por el joven cineasta franco-maliense Ladj Ly (tenía 26 años), que vive en dicha ciudad.

viernes, 29 de noviembre de 2019

Arte ibérico o de Tartessos (en la Villa Getty, Malibú, los Ángeles)










Fotos: Tocho, noviembre de 2019

Sorprendente (existen pocas obras como ésta, o siquiera ninguna otra) escultura de bronce íbera -o tartéssica-, de gran tamaño (unos 60 cm de altura), del siglo V aC, que refleja una fuerte influencia orientalizante, seguramente a través de los fenicios -o los cartagineses-, destacada en la Villa Getty de Malibú -este gran museo de arqueología, con obras procedentes de la colección particular Getty, de los años 30 y 40, sumadas a adquisiciones más recientes, a veces por métodos de legalidad cuestionable (el museo ha tenido que devolver obras y ha tenido litigios con Turquía, Grecia e Italia), ubicado en una réplica de la villa pompeyana de los Papiros, construida en un paraje, al norte de Los Ángeles, al pie de unos acantilados boscosos, que recuerdan bien la costa del sur de Nápoles.
Dicha escultura habría sido el soporte de una silla o una mesa.

jueves, 28 de noviembre de 2019

JOHN BERGER (1926-2017): WAYS OF SEEING (MANERAS DE VER, 1972)



 Célebre serie de cuatro programas de televisión inglesa sobre una nueva manera de ver o de interpretar las artes plástica y arquitectónica , lanzando preguntas y buscando respuestas pocas veces planteadas y esperadas en lecturas más tradicionales, convencionales o asumidas de las obras de arte (occidentales), independientemente de la época.
Esta serie decisiva -seguida de un libro de texto- influyó en la manera de obrar y de pensar (en) el arte.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

BRUTALISMO - WILLIAM LEONARD PEREIRA (1909-1985): BIBLIOTECA GEISEL (UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA, SAN DIEGO, 1968-1971)





















 


Fotos: Tocho, noviembre de 2019, menos la imagen de la obra de John Baldassari, Read, Write, Think, Dream, en la entrada de la biblioteca


Los aficionados al brutalismo arquitectónico seguramente deben de tener esta obra en los altares.
El simbolismo parece consustancial con el diseño de una biblioteca; así como la Gran Biblioteca Nacional (Très Grande Bibliothèque Nationale), en París, de Dominique Perrault, evoca cuatro libros abiertos (a través de cuatro torres en L, solo conectadas por una base común), la biblioteca Geisel se inspira en unas manos alzadas -unas garras de hormigón- que sostienen un libro abierto, cuyas páginas constituyen los pisos elevados.
Al igual que en el muy posterior edificio de París, el acceso a esta biblioteca es subterráneo. Se desciende por una escalera de tres tramos, dentro de la tierra, hasta la planta inferior en la que se ubican los controles de entrada. De ahí, los ascensores, en el núcleo central  macizo de hormigón, sin ninguna apertura, conducen a las cinco plantas de la biblioteca. Butacas giratorias, sillones, y cabinas individuales permiten un estudio sosegado, silencioso y si se quiere aislado. Mientras, el paisaje circundante penetra a través de una ventana continua, en el espacio circular, continuo, de la biblioteca.

A Lucas D., admirador de este edificio que sobresale, ya desde lejos, a través de las ramas del tupido bosque de eucaliptos que ocupa en centro del campus universitario, por encima del resto de las construcciones.