viernes, 5 de diciembre de 2025

Santa Faz

 Los dioses politeístas tenían  un rostro: el que, aún siendo invisibles y no sabiéndose qué forma tenían, adoptaban cuando se disfrazaban de un ser humano cercano o al menos conocido, y aparecían ante quien instruir o advertir.   Las imágenes también los dotaban de un rostro característico que facilitaba el reconocimiento de la divinidad cuya naturaleza espiritual se manifestaba a través de su imagen pintada o esculpida. 

Todos sabían que las imágenes no eran un verdadero retrato, entre otras razones, porque los dioses no poseían un cuerpo material, pero se asumía que las plegarias dirigidas a la imagen se transferirían a la divinidad si ésta, desmaterializada -o inmaterial-, no se hallaba en la imagen.

Este juego complejo entre visible e invisible es más sencillo con el cristianismo. Puesto que la divinidad era, al mismo tiempo, un ser humano, poseía un rostro que podía ser plasmado en una imagen. Ésta era un verdadero retrato, es decir, era la representación o la duplicación incluso de los rasgos del rostro reproducido. Dichos retratos se basaban en un retrato primigenio: la impresión del rostro del dios-humano (la impresión del rostro de su “faceta” humana) en una tela cuando se secó el rostro empapado de sudor durante un esfuerzo -la ascensión del monte Gólgota, cargando la cruz en la que sería clavado tras haber sido condenado a muerte.

Este juego no existe en el Islam. El dios es invisible e informe. Es una luz y un nombre (una multitud de nombres cuya totalidad es desconocida, fuera del alcance del ser humano).

Mas, cuando éste vence a la muerte, deviene un inmortal y entra donde hubiera pasado sus días si no hubiera sido expulsado por sus fechorías, inevitables en todo ser humano -son las faltas las que lo convierten en un humano-, el Paraíso, la faz de la divinidad se le aparece: revela su rostro verdadero; un rostro que solo alcanzan a contemplar después de la muerte. Un rostro que rechaza mostrarse en la tierra; un rostro que le es propio, que los ojos humanos no pueden ver o reconocer.


PS: de las lecciones comunicadas en un taller sobre arte y religión en París . 





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