sábado, 28 de febrero de 2015

El patrimonio de Iraq, hoy



Fotos: Tocho, mayo-junio 2014, almacén cerca de la ciudadela de Erbil (Iraq)

Juzgar sobre el estatuto de las esculturas del Museo de Mosul, y de una de las puertas del recinto de las murallas de Nínive, destruidas por el ISIL, a partir de un elaborado video de coreografiadas acciones, es difícil. En algunos momentos el ánimo se alegra, se respira: destruyen solo copias; mas al final… En efecto, algunas piezas son obvias copias de yeso, que estallan en pedazos apenas tocan el suelo y revelan un interior blanco como la cal; otras, sin embargo, atacadas dificultosamente a martillazos y con taladradoras eléctricas, son, muy posiblemente, estatuas originales de la cultura parta –que representan monarcas (divinizados quizá) y no divinidades- o de la ciudad de Hatra, de influencia romano oriental, como original es el gran león alado guardián de las puertas de Nínive, el único que permanece en el lugar (otros se hallan en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, en el Museo Británico de Londres (expuestos y en las reservas), o en reservas en Bagdad, por ejemplo.
Se trataría del último y más divulgado daño o atentado contra el patrimonio arqueológico iraquí (amén de las destrucciones de santuarios chiitas). Los daños empezaron cuando las primeras misiones arqueológicas a finales  del siglo XIX. Un yacimiento como el de Lagash, explorado por arqueólogos franceses desconocedores del tipo de restos que podían desenterrar –hechos con ladrillos de adobe, que se confundían con la arcilla en la que yacían- quedó desfigurado. El adobe, el material más utilizado en Mesopotamia, se desagrega, por la acción del viento y las lluvias, apenas se excava. El tamaño de los yacimientos impide su completa preservación. Por otra parte, las ciudades se edificaron siempre en un mismo lugar. Los edificios se superponen. El estudio de un nivel requiere, inevitablemente, la erradicación de niveles superiores, lo que impide que un yacimiento pueda ser contemplado como una unidad coherente.

Las febriles reconstrucciones llevadas a cabo por Saddam Hussein en los años ochenta –Babilonia parece, en algunas partes, un parque temático-, atentas más a la imagen que al rigor y la calidad de los materiales; las construcciones de descomunales palacios en yacimientos (como ocurre también en Babilonia), y de estructuras militares (como aconteció en las ruinas de una capital neo-asiria en el tell de Qasr Shamamok, cerca de Mosul) –previendo que las potencias occidentales no bombardearían yacimientos arqueológicos –, lo que no ocurrió, si bien las primeras bombas fueron lanzadas por Saddam Hussein cuando el fuerte fue ocupado por los kurdos) ; el bombardeo y la utilización militar de yacimientos por parte de la coalición internacional durante la Segunda Guerra del Golfo en 2003 –la parte superior del zigurat paleo-babilónico de Kish fue severa e irremediablemente dañada cuando soldados norteamericanos excavaron un profundo hoyo para guarecerse de disparos desde el llano circundante-;  los saqueos y las excavaciones ilegales en yacimientos sin protección (existen unos diez mil yacimientos en Iraq); los daños provocados por las sucesivas guerras desde los años ochenta –La base aérea militar cabe Ur, por un lado protege el yacimiento de saqueos, pero causa  daños en la estructura del zigurat y de las tumbas reales, a causa de las vibraciones de los aviones a reacción; el tránsito de tanques también afectó la estabilidad de algunos muros-; los saqueos (robos, daños) que se produjeron en los archivos (la Filmoteca de Bagdad, por ejemplo), bibliotecas y museos en Iraq tras la invasión del país en 2003 y que afectaron no solo el Museo Nacional de Iraq en Bagdad (perdió quince mil piezas y ha recuperado unas siete mil, si bien aún faltan piezas importantes como una estatua de Gudea, por ejemplo), sino museos provinciales, como el de Nasiriya, en el sur del país, causados por el hambre (el embargo empobreció hasta límites insoportables, no a los miembros del régimen, sino a la clase media y baja) y la codicia; restauraciones apresuradas, realizadas con medios inadecuados y por técnicos no siempre adiestrados (tras el aislamiento de Iraq durante el embargo que duró once años) de obras dañadas (un mal menor, empero, y a veces reparable); el comprensible, humano deseo de dar la espalda a un recién trágico y doloroso pasado –que solo evoca destrucción, hambre y humillación-, y la fascinación que despiertan los brillos de las modernas construcciones en los Emiratos Árabes; y las disensiones entre facciones religiosas y étnicas, recelosas entre sí,  acentuadas por los favores que unas u otras recibieron por parte del gobierno de Saddam Hussein, y de los poderes establecidos por los invasores y tras la invasión (la Dirección General de Antigüedades, en manos expertas, fue transferida de un eficiente Ministerio de Cultura a un desolador Ministerio de Turismo y Patrimonio, antes de ser disuelta hace poco) son algunas de las principales causas, directas o no, del daño o la destrucción del patrimonio de Iraq –patrimonio mesopotámico (sumerio, acadio, babilónico, asirio, etc.) que es el patrimonio originario de esas tierras, y no tanto el posterior cristiano y musulmán, provenientes de otras tierras e implantado a veces a la fuerza- que el ISIL está culminando estos días.


Agradecimientos a la misión arqueológica de Qasr Shamamok, entre Erbil y Mosul (María Grazia Masetti, Olivier Rouault, Marc Marín, Joan Borrell, Eric Rusiñol, Mireia Durán y otros miembros).

La situación política en Mosul aconsejó severamente no entrar en la ciudad en 2013 y 2014

2 comentarios:

  1. No estoy seguro si ha pasado por alto los ocho años de guerra entre Irak e Irán (1980-1988) ya que no fueron “sucesivas guerras desde los años ochenta”, fue un conflicto bélico muy bien definido y que todo el mundo olvida; muy cruento, de tanques (como usted menciona) y trincheras que ha sido comparado con el de la Primera Guerra Mundial, por su inicio, reclutamiento, desarrollo, tácticas de agresión, armamento convencional y prohibido, y final resolución en tablas, con todas las piezas del tablero derribadas (incluido el mismo tablero) menos las de los dos correspondientes reyes.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_Ir%C3%A1n-Irak

    Saludos.

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  2. Muchas gracias.
    Me expresé mal. Hubiera tenido que escribir, no desde los años ochenta, sino desde 1980, pues tenía en mente la guerra Irán-Irak (en la que los Estados Unidos, temerosos de Irán, favorecieron a Iraq, y en la que murió una doble generación, iraní e iraquí. El campo de batalla en el lado iraní es -o era en 2006- espeluznante: tierra removida, hinchada, por los cadáveres que cubría.

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