sábado, 25 de abril de 2020

La universidad del futuro ¿próximo?

Una escuela o facultad que, entre profesores, administrativos y estudiantes, acoge a unas cuatro mil personas no puede asegurar distancias mínimas de seguridad entre las personas. Grupos de entre setenta y cien estudiantes en aulas de sesenta a cien plazas son inviables si se quieren seguir las posibles recomendaciones sanitarias para el próximo curso. Los grupos deberían ser mucho más pequeños, el número de aulas, multiplicarse, así como el de profesores contratados, cuando, en cambio, puede ocurrir que no se renueven contratos de profesores asociados, como ocurrió en 2008: centenares de docentes y de administrativos quedaron en calle, debido a la crisis económica que, al parecer, se anuncia.

El primer cuatrimestre del curso que viene podría seguir impartiéndose a distancia, mediante vídeo conferencias, vídeos, grabaciones de voz, "plataformas" digitales, etc.. El contacto directo entre estudiantes y profesores -salvo dos veces en un curso, en una fecha y a una hora dada, en una sala habilitada, manteniendo una distancia de dos metros, para una corrección de trabajos individualizada- seguirá siendo imposible.
Los edificios universitarios abrirían , así como los despachos de administración y de los departamentos, pero las aulas, bibliotecas y salas de estudio seguirían cerradas.

Ya no se aceptarían estudiantes extranjeros con becas Erasmus, y los cursos de Másters y de Doctorado, que suelen acoger más a extranjeros que estudiantes del país, solo podrán impartirse a
distancia. 

Durante un tiempo, no se sabe hasta cuando, el fundamento de la universidad, desde la Edad Media, que consiste en la transmisión directa de conocimientos, y el trabajo y la investigación en pequeños grupos, desaparecerá. Todo, estudios, investigación y administración, se llevara a cabo desde la distancia. El diálogo -término que significa palabra que cuenta la verdad, enunciada entre...., que colmata la separación- ya no será posible sin la mediación de la pantalla. Los congresos, las conferencias, los seminarios no tendrán lugar, salvo en pantallas.

Cabe preguntarse sobre las agudas observaciones de Platón sobre los efectos de las imágenes, y sus advertencias sobre la imposibilidad o la negación de la comunicación verbal (sin mediación alguna).

Hoy y quizá mañana no cabe otra solución. Lo que conlleva la disolución o la suspensión de la educación tal como se ha entendido tradicionalmente, durante un tiempo. La universidad a distancia era un modelo. Ahora es y será el único que existirá, no se sabe hasta cuándo.
Una cierta luz se apaga -o se transforma, sin que se sepa bien si alumbrará suficiente o correctamente.
No cabe el desánimo; sí la inquietud, entre la esperanza, la incredulidad y la desconfianza.

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