Fotos fijas de la película Ha nacido una estrella, de George Cukor, en 1954, con la actriz, bailarina y cantante Judy Garland
La llamada silla Barcelona, que el arquitecto Mies van der Rohe diseñó para el pabellón alemán de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, no era una silla vulgar, sino un peculiar trono real para la visita del rey español Alfonso XIII.
Sea lo que sea, se trata del mueble más prodigioso del siglo XX, Junto con la gandula (o “chaise-longue) que el arquitecto suizo Le Corbusier o su ayudante la arquitecta francesa Charlotte Perriand dibujó por aquellos años (la tumbona solo está firmada por el arquitecto): un mueble particularmente incómodo -nadie logra levantarse a la primera y con cierta dignidad, debiendo realizar reiterados esfuerzos con la amenaza del lumbago-, pero imprescindible en todo interior de un arquitecto o un decorador moderno.
El gran escenógrafo de cine Malcom C. Bert, responsable de los decorados de la película musical de George Cukor, Ha nacido una estrella (recientemente proyectada en una cadena televisiva pública española), una de las mejores de la historia, con Judy Garland de protagonista , incluyó esta silla, tapizada de blanco, en la recreación de la suntuosa villa hollywoodiense de la protagonista interpretada por la actriz principal, convirtiéndose en uno de los símbolos del ascenso social del personaje que, en un célebre número musical, se las ve y se las desea para sentarse de lado, con las piernas cruzadas, en (el borde de) la silla, apoyándose casi agarrándose al borde del asiento para no caer en las profundidades abisales de aquél, o apoyándose tan solo en el dosel, las manos contra la barbilla, y las piernas estiradas en diagonal, dando la sensación que está sentada sin estarlo, pero que no desdeña el peculiar trono, pudiendo así levantarse airosamente sin perder el aliento y seguir cantando.
La perfecta encarnación del diseño inútil y necesario.
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