domingo, 19 de junio de 2022

La frontera del Éufrates

 


Foto: Tocho, junio de 2022


Tuvo lugar ayer un coloquio en París sobre la misión arqueológica que los profesores Mariagrazia Masetti-Rouault y Olivier Rouault dirigieron entre 1995 y noviembre de 2010 en el yacimiento neo-asirio de Tell Massaikh, en Siria. La guerra civil que estalló meses mas tarde puso fin a esta excavación que solía tener lugar cada año en los meses de septiembre y octubre.

El yacimiento se encuentra en la ribera noreste del río Éufrates, no lejos de la frontera Iraqi. Los restos parecen mantenerse pese a numerosos hoyos, fruto de excavaciones ilegales.

La misión comprendía profesores, doctorandos, estudiantes de grado sirios y extranjeros (franceses, españoles, polacos, ingleses, norteamericanos, italianos, belgas…). Se trataba de una misión europea que contaba con la presencia de numerosos trabajadores locales , unos treinta que participaban en la excavación, muchos expertos, que sabían distinguir la arquitectura de adobe de la tierra circundante y eran capaces de ir desenterrando los restos arqueológicos con una precisión muy difícil de alcanzar. Se trataba de agricultores que, en los meses de otoño, cuando las cosechas cesaban, se dedicaban a trabajar en diversas misiones arqueológicas sirias e internacionales. Cobraban por jornadas, unas jornadas de 6 de la mañana a la una del mediodía, con los viernes, fiesta.

Una parte de los habitantes del pueblo más cercano, Tell Ashara, eran musulmanes integristas. Las mujeres no solían poder trabajar. No lejos de encontraba el pueblo fronterizo de Abu Kemal, de donde procedían la mayoría de los suicidas-bomba que atentaban en Iraq. 

En 2007 el ejército norteamericano bombardeó severamente este pueblo. Murieron unas treinta personas. Más tarde, intentó controlar esta área. El fracaso fue estrepitoso. Murieron una sesentena de soldados norteamericanos. Un hecho que se divulgó poco. El ejército norteamericano se retiró.

Hoy, todo el extenso territorio al noreste del río Éufrates, que actúa de frontera en el interior de Siria, sigue en manos del Estado Islámico. Tan solo la ciudad de Deir es-Zor, a lado y lado del río, de unos cien mil habitantes, está controlada por el gobierno sirio, aislada del resto del país. Es imposible llegar al Éufrates. La única carretera que une Damasco con Deir es-Zor, pasando por Palmira, a través del desierto siro-arábigo, está bloqueada en Palmira. Solo es posible, y con dificultades, proseguir el viaje con escolta militar. Ni siquiera el ejército sirio puede garantizar la seguridad de los viajeros.

La mayoría de los trabajadores sirios de la misión arqueológica han fallecido, muchos asesinados por el Ejército Islámico, y los bombardeos. Familiares secuestrados. Algunos lograron emigrar a Alepo, cuya nueva casa fue bombardeada casi siempre por el ejército ruso, o al Kurdistán Iraquí.

El congreso, ayer, les rindió un homenaje. Ya no queda nadie del grupo que cada año excavaba en el palacio neo-asirio de Kar Assurnasipal (que tal era el nombre del asentamiento hace tres mil años).

No hay comentarios:

Publicar un comentario