lunes, 1 de abril de 2013

La puerta de Ishtar


Ishtar (o Inanna) era una diosa mesopotámica fascinante: terrible y deseable. Modulaba el deseo y la destrucción. Combinaba la atracción de la muy posterior Afrodita griega (temible, también, por otra parte) y el temblor que  Atenea, la diosa de Atenas, cubierta con una coraza y un casco metálicos y blandiendo una lanza afilada, suscitaba.
Diosa de la guerra y de la pasión. De cuerpo hermosa sobre garras de ave rapaz. Ishtar era hija del dios de la Luna, Nanna; quizá de ahí le proviniera su carácter impredecible.

El legendario rey de Uruk, Gilgamesh, bien sabia que era mejor huir de Ishtar. Cuando la diosa se le acercó y se le insinuó -los amantes de Ishtar se contaban por decenas, pero ninguna salía con vida del envite-, Gilgamesh la rechazó, echándole en cara:

"No eres más que un fuego que se extingue en el hielo, una puerta abierta que no retiene la brisa ni el viento, un palacio real que ciega a todos los guerreros que lo atienden...".

Ishtar no era una figura hogareña. No se podía vivir con ni en ella. No era una madre, ni un lugar acogedor. Por contraste, Ishtar ponía el acento en las virtudes y las funciones del espacio construido: cortar el paso al viento que todo lo barre, y permitir que los ojos se abran para ver de verdad. El hogar, así, constituía un lugar recoleto y seguro, libre de inclemencias, en el que todo se podía mirar, donde no había que cerrar los ojos, porque no abrigada nada que fuera horrísono ni que obligara a bajar la vista. Nada vergonzoso acontecía ni se abrigaba en el espacio doméstico. Ishtar, diosa imperiosa y violenta, gélida y abrasadora, quedaba fuera. su mundo era el de las alimañas y los seres incivilizados. No tenía cabida en el hogar. Había que cerrar las puertas a su paso. Y las puertas tenían que levantarse y protegerse de tal modo que no sucumbieran ante las exigencias de la diosa. La diferencia esencial entre los mundos interno y externo  se simbolizaba por la exclusión de Ishtar del espacio humano. Tenía que permanecer con las fieras.  

2 comentarios:

  1. texto que clarifica e inspira. kiitos.

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  2. Buenas tarde Jorge

    ¡Muchas gracias! ¡Los textos mesopotámicos siguen revelando sorpresas!

    Gracias de nuevo

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