domingo, 29 de octubre de 2017

Ruedas de molino

Creíamos que los niños venían de París -o que nacían bajo las coles-, en la ratita Pérez que nos dejaba, de noche, mientras dormíamos una moneda a cambio del diente de leche caído que insertábamos bajo la almohada, en los Reyes Magos venidos de Oriente o el Papa Noel, y en que nos echaban caramelos en los farolillos que agitábamos al paso de la cabalgata cuando "entraban" en la ciudad, en que los troncos "cagarían" regalos si los golpeábamos, que si movíamos la nariz como Embrujada los problemas y quienes nos molestaban desaparecerían, y que también volaríamos si saltábamos del alfeizar de la ventana del primer piso con una capa de Superman...
Pero llegó el día en que nos hicimos mayores.
Y nos despertamos.

No sé si sabremos si fuimos ilusos o vivimos en un mundo de ilusiones, creados por cuenta cuentos o bien por cuentistas.

Los cuentos ¿son chinos?


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