domingo, 25 de octubre de 2015

Comisiones y oposiciones

Encuentro un conocido en casa de unos amigos. Parte pronto para visitar a un amigo hundido porque la policía le investiga. Trabaja en una empresa que paga o pagaba el correspondiente tres por ciento del coste de las obras a un partido político. Las mordidas se entregaban en el despacho de un conocido abogado y politico, cuentan.
Si la prensa reproduce lo que ciertos políticos sostienen, el pago de comisiones es legal y voluntario.
En el caso anterior, sin embargo, era forzado. Sin aquél, no se obtenía ningún encargo público.
Quienes trabajan en el sector no se extrañan. Conocen bien la existencia de esta práctica nada voluntaria.
Cualquier arquitecto que se presenta a un concurso público sabe que, previamente, tiene, mediante algún amigo en la administración pública, que averiguar si "el concurso ya está dado", es decir si es una farsa para otorgar una cobertura legal a una elección a dedo. Es el peaje que se tiene que pagar. No nos extrañamos.
La Universidad pública "funciona" de un modo similar, aunque no se cobran comisiones. Para obtener una plaza fija es necesario pasar una oposición. Cualquier persona que cumpla determinadas condiciones establecidas, puede presentarse. Una oposición puede ser un problema para profesores asociados (con contratos anuales) que cubren una plaza que sale a concurso; una persona más capaz y desconocida  puede ganar la oposición. Por eso, es necesario enumerar una serie de condiciones que solo puede cumplir quien se quiere que obtenga la plaza. A esta práctica se la denomina "diseñar el perfil" a medida. De este modo, cualquier otro opositor quedará inevitablemente descartado. También se puede recurrir a cierta presión para evitar que se presente más de un candidato. Hablo por experiencia. Finalmente, es útil intervenir en la composición del tribunal. De nuevo, cierta insistencia puede lograr que algún profesor favorable en principio a un determinado candidato sea nombrado como miembro del tribunal de la oposición.
Cuando uno es miembro de un tribunal de oposición a la que se presentan muchos candidatos, por lo que las pruebas pueden durar más de una semana, es necesario: ponerse de acuerdo para "liquidar el asunto" en pocos días, dando poco tiempo a cada candidato para la expisicion de su curriculum y de su proyecto de investigación, lo que permite tomarse unos días de vacaciones, y preguntar quien es el candidato "de la casa" o el que el departamento querría a fin de evitar "problemas" con los compañeros de profesión. De este modo, se pueden orientar mejor las preguntas, u obviarlas. Cabe siempre la sorpresa de un candidato "desconocido" o "no deseado" brillante, que ponga en aprietos al candidato "oficial", por lo que es necesario afinar el texto de la resolución para justificar la elección. También se puede negociar con algún candidato antes de la prueba, para "hacerle ver" que no tiene ninguna posibilidad, prometiéndole a cambio una plaza en una próxima convocatoria.
Y así avanzamos.

4 comentarios:

  1. Sí, por eso en algunas cátedras, el puesto parece hereditario. Y de modo incomprensible algunos hijos de profesores de la escuela obtenían notas estratosféricas con proyectos ni mejores ni peores que los demás, y de modo descarado entran a dar clase luego sin más méritos que ser hijos de. Hay tantos que no merece la pena enumerar. Algunos ni siquiera tienen un buen nivel profesional.
    Mafia, creo que se le llama.
    Debe ser cosa de la latitud y el Mediterráneo.
    Un abrazo.

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    1. El caso más pintoresco es el de un catedrático, reputado arquitecto, que, en el programa, aparecía como el profesor responsable de la asignatura, pero que luego, en la realidad, era impartida por su hijo.
      Si, deben ser cosas del sur.

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  2. Lo triste es que los miembros de los tribunales, incluidos los pertenecientes a sindicatos, se presten a este "juego"

    Violeta

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    1. Tras su comentario recordé experiencias como miembro de tribunales de tesis doctorales y de oposiciones a profesor titular, y amplié el texto.
      En cuanto a las lecturas de tesis, recuerdo un caso singular. Se aprobó un trabajo impresentable porque el doctorando había reservado un restaurante para Cuen personas y tenía que pagarlo aunque el almuerzo se anulara si no aprobaba. Las presiones de directores de tesis, familiares y universidades a veces son difíciles de asumir

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